Por Mario Luzuriaga
«El Trinche» es la mítica figura de un jugador de fútbol que pudo haber sido mejor que Maradona, pero que «no quiso». Es alguien que pudo haber tenido “todo” pero eligió quedarse con “nada”. Y que desde ese lugar habla. Habla de la vida, de la filosofía, del fútbol, del amor y de la guerra, de los sueños que no tienen que ver con ganarse la lotería.
Este sábado 29 se presentará en el teatro La Nave a las 22 la obra que tiene como referencia la historia de Tomás Felipe Carlovich, el futbolista que brilló en Central Córdoba y del que Diego Maradona y Mario Kempes, entre otros, hablaron maravillas. CLG dialogó con Claudio Garófalo, su protagonista.
—¿Es un homenaje o se basan en ciertas características para contar esta historia?
—No es un homenaje, es una obra de teatro. Yo interpreto al Trinche y llega un joven periodista español que le propone un partido homenaje. Fiel a su historia le dice que no, es el intento de un tipo que lo quiere convencer y el Trinche se niega. Finalmente quien se convence es el periodista, que ve que hay otra vida diferente de los flashes. Esa es la trama de la obra, es poética y costumbrista dirigida por Jorge Eines.
—¿Qué otros condimentos tiene la obra?
—Tiene un código más europeo, porque es poética, por la ruptura. No es una obra lineal, es más topológica, cuenta la historia a contrapelo. Mi personaje tiene una relación con la pelota y le canta ópera.
—Es todo un poeta el «Trinche»…
—Lee filosofía en la obra, cita a Kant, habla del imperativo categórico. Lo cita porque la gente decía que él hacía cosas con la pelota que otros no lo podían hacer.
—¿Te divierte mucho hacer este tipo de personaje?
—Muchísimo, para mí es como agua fresca hacer esta obra; es un placer muy grande. La gente se ríe mucho porque tiene todos los guiños y entiende por dónde vamos. El público se acerca al espíritu del Trinche, a lo que nosotros imaginamos lo que el tipo vivía cuando tenía la pelota en el pie.
—¿Cómo tomó el «Trinche» cuando vio la obra?
—La vio cuando la estrenamos el año pasado en La Comedia y le gustó mucho. Después fuimos a comer y me dijo que le había gustado de corazón que vio arriba del escenario cosas que ni él sabía que hacía (risas). Fue fantástico.