La capitana alemana que rescató a 40 migrantes del mar y los desembarcó sin permiso en un puerto del sur de Italia fue autorizada hoy a salir del país, tras declarar ante un tribunal en una causa por «favorecimiento de la inmigración ilegal» iniciada por las autoridades locales.
«Estoy contenta de haber podido explicar todos los detalles del rescate que había hecho el 12 de junio en el Mediterráneo», explicó Carola Rackete a periodistas tras más de cuatro horas de declaración ante la Justicia de Agrigento, en Sicilia.
La activista, de 31 años, ya puede salir de Italia libremente luego de la declaración de hoy, dijo su abogado.
Sin embargo, seguirán abiertas esta y otra causa en su contra por «resistencia o violencia contra nave de guerra» por las maniobras que realizó al entrar al puerto de Lampedusa a fines de junio y que según las autoridades italianas pusieron en peligro a un barco militar.
Rackete llegó al tribunal acompañada por sus abogados Leonardo Marino y Alessandro Gamberini, los mismos que la asisten en la querella que le inició al vicepremier Matteo Salvini, al que acusó por «difamación» y «e instigación a la delincuencia» en su contra.
Gamberini habló con la prensa tras la declaración de su cliente y confirmó que la activista puede volver de inmediato a su Alemania natal y que ya no es más la capitana del Sea Watch 3 por un cambio de tripulación.
«Espero que todos los países acepten a las personas salvadas por las flotas civiles», lanzó luego la activista, en sintonía con el pedido italiano de mayor solidaridad del resto de Europa en la acogida de inmigrantes.
Rackete pasó tres noches detenida al pisar puerto italiano, pero fue luego liberada cuando la justicia de Agrigento entendió que había actuado por necesidad de salvar vidas humanas al ingresar sin el permiso al puerto de la isla de Lampedusa, al sur de Sicilia.
Sin embargo, la fiscalía local apeló la liberación para evitar un efecto contagio entre los capitanes de los barcos de las ONGs que rescatan personas del Mediterráneo.
El barco de Rackete continúa secuestrado por la justicia italiana, a partir de la aplicación de un decreto de seguridad firmado en junio pasado por el gobierno.