Por Quique Genovar
El rendimiento que tiene los juveniles en este presente es por el conocimiento del cuerpo técnico
Un 5 a 0 nunca pasa desapercibido, sea ante el rival que sea. La efectividad del Central de Leonardo Fernández ya no sorprende, 19 puntos de 24 posibles. Pero el juego ante Olimpo dejó muchas cosas para analizar. Es que en el fútbol argentino nadie puede asegurar nada de antemano y más una goleada como la que ocurrió en el Gigante.
El Canalla hizo lo que quiso. Y esta vez hasta le pudo agregar volumen de juego a su producción. Además ya mira de muy cerca la zona de clasificación a la Sudamericana y muchos hasta sueñan con poder llegar a ingresar a la Libertadores, pero para eso falta y se verá en el futuro. Pero lo que sí es presente es está realidad que ha conseguido Central desde el arribo de este cuerpo técnico.
Ante Olimpo volvió a convertir de pelota parada y el primero llegó, nuevamente, antes de los 10 minutos. Y otra vez un jugador que ingresó como variante de un partido a otro marcó.
Pero lo más destacable de todo fue el partido que hicieron los juveniles, los que conoce a la perfección el entrenador. Andrés Lioi, con su triplete, Maximiliano Lovera y Joel López Pissano tuvieron un gran rendimiento. Y para haber hecho el encuentro que hicieron muchísimo tiene que ver el cuerpo técnico.
El mejor ejemplo es lo de López Pissano. Es que con la ausencia de Herrera nadie imaginaba que iba a jugar el juvenil. Pero Fernández confió en él y el pibe le respondió. Ni hablar del juego y los goles de Lioi y que puso a Lovera en su posición natural.
Central rubricó el presente con una goleada. Pero no hay dudas de que este equipo lleva desde hace rato el sello de su cuerpo técnico.