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El Salvador votó para elegir una nueva composición de la Asamblea Legislativa


Más de 5,8 millones de ciudadanos estaban habilitados para votar y dos horas antes del cierre de los centros de votación solo había asistido a ellos 36,5% del padrón

Los salvadoreños votaron hoy para elegir una nueva composición de la Asamblea Legislativa (parlamento) y autoridades municipales en comicios de los que participaron 10 partidos y coaliciones y que marcarán en buena medida el futuro del presidente Nayib Bukele, que aspiraba a que las urnas le dieran una mayoría parlamentaria que hasta ahora le fue esquiva.

Más de 5,8 millones de ciudadanos estaban habilitados para votar y dos horas antes del cierre de los centros de votación solo había asistido a ellos 36,5% del padrón, según el diario local La Prensa Gráfica.

No se reportaron incidentes significativos, excepto un discurso de Bukele a través de la cadena nacional de radio y televisión, en el que exhortó a la población a «mandar para afuera» a «los que han permanecido en el poder por casi 40 años».

El mandatario, que dijo que no estaba violando la veda electoral aunque el diario La Prensa Gráfica sostuvo que sí lo hizo, aludió de esa forma a la centroderechista Alianza Nacionalista Republicana (Arena) y el centroizquierdista Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).

Asimismo, la Policía Nacional Civil reportó la detención de un fiscal de Arena por «fraude electoral», por haber votado sin estar empadronado pues tiene una condena penal.

Los cargos puestos en juego son los 84 nuevos diputados de la Asamblea, 262 alcaldes y 20 diputados al Parlamento Centroamericano (Parlacen).

Aunque el nombre de Bukele no figuró en las papeletas electorales, si lo que señalaron las encuestas se cumple, el mandatario podría lograr un bloque mayoritario en el Legislativo.

El presidente lleva adelante una gestión marcada por dos rasgos salientes: su áspero enfrentamiento con el Congreso, que a menudo le frenó algunas iniciativas, y el uso cotidiano de la red social Twitter, convertido en su modo de comunicación permanente con el pueblo.

El nuevo Congreso, además, tendrá la tarea de designar a cinco nuevos magistrados de la Corte Suprema y a un fiscal general en 2021.

Un eventual triunfo de Nuevas Ideas, la fuerza de Bukele, no solo sería un fuerte respaldo a su administración, sino que además marcaría un golpe para las fuerzas tradicionales, la Arena y el FMLN, nacidos tras el fin del conflicto interno, que tienen cerca de 70% de los escaños locales y de la Asamblea conjuntamente.

Tanto Arena como el FMLN -del que Bukele formó parte hasta ser expulsado- protagonizaron enfrentamientos con el presidente, el último de ellos la presentación de una moción de censura contra el mandatario por su «incapacidad moral», una jugada arriesgada ante la alta popularidad del jefe de Estado.

Los comicios fueron vigilados por unos 40.000 efectivos de seguridad, entre policías y militares y observadores internacionales, y el despliegue no es casual.

Hace solo unos días, la Conferencia Episcopal de El Salvador denunció la violencia «exacerbada» que imperó en la campaña, que concluyó con dos militantes del FMLN muertos.

Además, sobrevolaron críticas a la situación que vive El Salvador, tanto en el ámbito político como en el de derechos humanos.

La ONG Human Rights Watch acusó a Bukele de «socavar las bases democráticas del país y de desmantelar todos los controles institucionales al poder presidencial», así como de fomentar «la impunidad» como norma de su Gobierno.

La Organización de los Estados Americanos (OEA), en tanto, además de enviar un grupo de observadores encabezados por la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, aceptó desplegar una misión especial.

Los objetivos de esta misión son «evaluar la situación político institucional» y «facilitar el diálogo político que lleve al fortalecimiento de las instituciones democráticas en el país, especialmente en lo que refiere a la independencia de poderes».