Un informe reveló las particularidades de las tareas de logística y de control que llevan a cabo en varios países
Traslado de pacientes, roles logísticos, armado de hospitales de campaña, controles de frontera y de restricciones en la circulación son algunas de las tareas que militares de varios países aportaron a Gobiernos del mundo en el manejo de la pandemia de coronavirus, además de sumar médicos y personal sanitario al esfuerzo común.
Aunque la tarea central en varios territorios fue el cuidado de las fronteras cuando estuvieron cerradas, ahora reforzado, en otras naciones los militares también se sumaron a trabajos de logística con su red de vehículos, cuarteles y hasta centros de producción.
Una investigación del Centro de Investigación Periodística (Ciper), que relevó el rol de los militares en la región, enumeró seis “áreas de participación”.
Estas fueron: la seguridad fronteriza, una misión cercana a su función clásica; logística, que incluye la distribución de víveres e insumos médicos; atención médica; industria de defensa, sobre todo dedicada a la producción de barbijos, alcohol en gel y distribución de medicamentos; gestión política de la crisis, que incluye el nombramiento de militares en ministerios o para liderar comités nacionales de emergencia; y tareas de vigilancia, que abarcan el patrullaje de calles.
En Sudamérica, con matices, se asignaron estos roles a los militares, quizás con dos salvedades: Uruguay le dio a sus Fuerzas Armadas un rol muy central y en Brasil, donde los militares ocupan cargos claves, el manejo de la pandemia estuvo justamente a cargo de un general, Eduardo Pazuello, ahora ya reemplazado.
En Bolivia, un contralmirante -Gonzalo Lora- fue inicialmente el director del Comité de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), responsable de coordinar las distintas acciones para enfrentar la emergencia, y unos 47.000 soldados controlaron el cumplimiento de la cuarentena mientras la hubo. Ahora solo refuerzan la frontera con Brasil.
Los militares de Chile también están a cargo de la gestión de la crisis porque desde el inicio del 2020 son quienes comandan las 16 zonas de emergencia que se crearon. La presencia en las calles es permanente, aún desde antes de las restricciones.
Paraguay aportó albergues de las Fuerzas Armadas para algunos casos de contagios del año pasado y está a punto de hacerlo otra vez, ahora con un cuadro sanitario más grave.
Y en Uruguay, el plan Todos en Casa comprende la participación de casi 10.000 militares de las tres fuerzas para tareas de control y prevención y acciones de carácter social, y el uso de 150 vehículos, 50 medios marítimos y aeronaves. Se montaron además 51 carpas de campaña en hospitales y policlínicos en el interior del país.
Amnistía Internacional (AI) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), entre otras organizaciones e instituciones, advirtieron en su momento sobre los riesgos que conllevaba otorgar a los militares tareas de control en las calles, por el riesgo de excesos y vulneración de algunos derechos, ante el empoderamiento que significaba ese rol.
Por eso, en países donde los controles sobre las Fuerzas Armadas son más firmes, como Francia, Alemania o Estados Unidos, los militares limitaron su tarea a misiones de corte logístico, como la construcción de hospitales y la distribución de insumos médicos, aunque en algunos también recorrieron calles buscando que se cumplan las restricciones, sobre todo en 2020.
En Francia, el Gobierno de Emmanuel Macron apeló a militares cuando necesitó garantizar el cumplimento de cuarentena, por lo que fue habitual ver en las calles vehículos especiales. A demás, las fuerzas locales aportaron hospitales de campaña y aviones para el traslado de pacientes.
Un rol casi idéntico tocó en Italia, donde el Gobierno le pidió al Ejército que hiciera cumplir la cuarentena, sobre todo en la región norte el año pasado, cuando las cifras de contagios se volvieron explosivas y la cuarentena fue estricta. Para la segunda ola, al aporte logístico sumó a los médicos militares que, sin embargo, son una cantidad menor.
Desde marzo del año pasado, Alemania tiene movilizados a 15.000 miembros del Ejército (Bundeswehr) para ayudar a los estados federales y las autoridades locales en la lucha contra el coronavirus, según detalló el teniente general Martin Schelleis. Se trata de soldados que no fueron asignados a misiones extranjeras y que aportan a cuatro centros de comando regionales en todo el país.
Según informes, los servicios de apoyo del Ejército alemán en el sector médico y logístico son particularmente solicitados, entre ellos los de almacenamiento de productos médicos, alojamiento para la policía, hospitales móviles y estaciones móviles de rescate.
También el expresidente de Estados Unidos Donald Trump había puesto a disposición de los estados más afectados por los contagios de la Covid-19 a la Guardia Nacional, para que ayuden en la construcción de unidades para albergar a pacientes y para garantizar el abastecimiento de productos.