Todos coinciden en lo mismo: las bibliotecas populares no son un lugar para almacenar libros, son espacios vivos de encuentro, creación, educación, participación y construcción de ciudadanía. En Rosario existen 25 bibliotecas populares repartidas en todos los distritos.
Algunas de estas instituciones, como la Vigil, son tradicionales en la ciudad y han marcado el camino para el desarrollo de las más nuevas. Además, se destacan entre las últimas aparecidas las que surgieron de la crisis del 2001 como espacios de contención y encuentro para los vecinos de los diferentes barrios.
“Nosotros siempre partimos de la base que las bibliotecas populares en la ciudad de Rosario son muy importantes, son verdaderos centros culturales”, reflexionó María Luisa Carletti, presidenta de la Asociación de Bibliotecas Populares de Rosario. Y detalló: “Las bibliotecas populares están repartidas por toda la ciudad y esto nos permite llegar con actividades que incentiven a la lectura en muchos barrios y siempre apostamos por algo más”.
Siguiendo esa línea, Claudia Martínez, docente, narradora y promotora de lectura de la Biblioteca Popular Cachilo, aportó: “Lograr la participación y pertenencia a un proyecto social como el nuestro es un desafío permanente que tiene que ver, en principio, con la convicción del proyecto político y cultural de la Cachilo, y en términos de relación: relación no solamente entre la biblioteca y los lectores, sino entre seres humanos que se reúnen para conocerse, comunicarse, intercambiar conocimiento e información, disfrutar de la creación, de la lectura. Pasar de una concepción pasiva a una concepción dinámica y participativa. Eso nos ocupa”, asegura.
Desde los bordes
“Cada biblioteca popular cumple una función distintiva”, explicó Carletti. “Evidentemente no cumple la misma función una biblioteca que está en el centro como la Biblioteca y Escuela de la Asociación del Consejo de Mujeres que nació en 1872 y es la más antigua de Rosario, que la Biblioteca Popular Gastón Gori, que está en Juan José Paso 7990, qué es un entorno totalmente diferente, con actividades diferentes”, profundizó.
Las bibliotecas populares se conforman como asociaciones civiles sin fines de lucro y cuentan con el aporte de los socios para solventarse. Además reciben subsidios de los diferentes niveles del Estado aunque, aseguran, no llegan muchas veces a completar el total de los gastos.
Lugares de referencia
“En contextos de crisis es cuando la gente más se vuelca hacia la lectura”, observó. Y añadió:“Nosotros tenemos también ese compromiso para que en momentos difíciles las bibliotecas sean un lugar de referencia para el barrio, que ahí encuentren un medio para hacer frente a los momentos duros que estamos viviendo”.
En este sentido amplió: “Todos sabemos el costo que tiene los libros y por intermedio de las bibliotecas los vecinos tienen acceso a diferentes tipos de libros, hay lectores para todos, lectores que vuelvan al clásico y lectores que buscan solamente los best seller y nos dicen ¿lo tienen?, ¿lo compraron?”.
Volver a la Feria del Libro
Al respecto del encuentro la titular de la asociación de Bibliotecas, aseguró: “Nos pone contentos que después de 10 años volvamos a tener una feria, como en otras localidades, como la ciudad de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires o en otras más pequeñas, tenían su Feria y acá no”. Carletti mencionó que van a participar con un espacio de lectura el 29 de mayo desde las 17, llamado “Entretejiendo Palabras”, basado en un cuento de Eduardo Galeano publicado en «El libro de los abrazos».
“Les pedimos a los asistentes que traigan palabras en diferentes frascos y en base a eso escriban poesías, caligramas y estaremos ahí para que los otros visitantes a la feria puedan leer lo que la gente ha escrito y ha reflexionado con esas palabras”, explicó.