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El remero incriminado por los rugbiers dijo que eran un «grupo problemático» que solía pelear


Al retirarse de la sede judicial, el remero dijo que en la audiencia los rugbiers no lo quisieron ver y que le gustaría algún día "escuchar una explicación" del por qué lo nombraron

Pablo Ventura (24), el remero detenido en la ciudad de Zárate e incriminado falsamente en la investigación del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, dijo hoy que los rugbiers imputados por el homicidio conformaban un «grupo problemático» y que «peleaban después de las jodas y los boliches».

Además, al dar inicio con su declaración a la tercera audiencia del crimen que se realiza en los tribunales de Dolores, el joven dijo que conocía a los acusados «solo de vista», y que únicamente había tenido tiempo atrás un cruce de miradas en un boliche de Zárate con uno de ellos, Lucas Pertossi.

«Nos miramos mal en el boliche con Lucas Pertossi, porque una vez habló mal de mí, como que yo le parecía un tonto», dijo el joven ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores.

Aseguró además que «varias veces a la salida del boliche» había visto a los rugbiers «pelear en grupo, siempre, tres cuatro, cinco contra dos personas, siempre eran mayoría» y que para él era «un grupo problemático», ya que «se peleaban después de las jodas y los boliches».

Declaró a su vez cómo supo de qué lo acusaban al llegar detenido a Villa Gesell: «Me dijeron que alguien me había nombrado, en la causa no dice, pero me dijeron eso. Alguien me había nombrado e inculpado».

«Hasta donde tengo entendido, en la causa no dice quién me nombró», subrayó el joven en su testimonio, tras una pregunta del defensor, Hugo Tomei.

Luego recordó que horas antes había compartido con un grupo de amigos la noticia sobre el crimen de Fernando, a partir de información difundida por medios de comunicación.

En ese sentido, en la audiencia se exhibieron por pedido de la fiscalía una serie de chats que intercambiaron con amigos en esas horas, en los que señalaba: «Tremendo man. Si. Los odio a Lucas Pertossi más que nada. Y Benicelli también».

En otro de esos diálogos por Whatsapp, se registró lo que conversó con amigos tras ser detenido, antes de que le quitaran el teléfono celular en la seccional de Campana: «Si me nombró alguno fue Pertossi, para hacerse el gracioso. Te juro que se la pego, alta bronca».

«¿Odia a alguno de los imputados?», le preguntó a continuación Fernando Burlando, representante de la familia de la víctima, y el joven respondió «no».

Sobre el cierre de su testimonio, graficó el impacto que tuvo en su vida este incidente: «Después no pude salir durante dos meses a la calle, antes de la pandemia, porque la gente me reconocía, y simplemente perdí la privacidad».

Al retirarse de la sede judicial, el remero dijo que en la audiencia los rugbiers no lo quisieron ver y que le gustaría algún día «escuchar una explicación» del por qué lo nombraron.

«Fue muy de cobarde nombrar a alguien cuando fuiste vos quien lo hizo. Ellos nunca me dijeron nada a la cara. Sentí que fue un gran alivio declarar. Las preguntas que me hicieron (el abogado Fernando) Burlando y (el defensor, Hugo) Tomei me ayudaron a liberarme eso que tenía guardado. Mi vida ahora está tranquila (…) espero que se haga justicia», expresó.

Antes de ingresar a los tribunales, Ventura había asegurado que no lo sorprendió lo que hicieron los ocho acusados del crimen, porque ya habían tenido peleas.

En lo que va de la jornada también declaró el padre del remero, José María Ventura, quien durante solo cinco minutos ante el tribunal dijo que la incriminación de su hijo fue «un acto de cobardía total», y apuntó a los ocho rugbiers imputados y también a los dos que fueron sobreseídos, Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, como «unos cobardes».

Ventura había sido detenido horas después del crimen en su casa de Zárate por pedido de la Unidad Funcional de Instrucción 6 de Villa Gesell, sin que quedara claro en el marco de la causa cómo llegó su nombre a la lista de sospechosos.

El joven había salido a cenar la noche del 17 de enero de 2020 con su familia a un restaurante de Zárate y tras ello se fue a dormir sin imaginarse que horas después quedaría detenido por un asesinato cometido a unos 470 kilómetros de donde él se encontraba.

Fueron detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Campana quienes lo apresaron en Zárate luego de que uno de los entonces diez rugbiers involucrados en el caso lo señalara como sospechoso del crimen de Fernando y permaneció cuatro días preso hasta que fue liberado y, más tarde, el 4 de febrero de 2020, sobreseído por el juez de Garantías de esa localidad balnearia, David Mancinelli.

En la jornada de este miércoles, también declaró un amigo de Fernando que formaba parte del grupo que veraneaba en Villa Gesell, Franco Cervera, quien dijo que no vio quién le pegó a la víctima, aunque identificó a Ayrton Viollaz entre los agresores y como quien “arengaba”.

Para esta tarde se espera la declaración de otros dos amigos de Fernando, del personal de seguridad del boliche «Le Brique» y de efectivos policiales, uno de los cuales atendió a la víctima minutos después del ataque.

La audiencia fue presenciada por los padres de Fernando, María Graciela Sosa y Silvino Báez, quienes regresaron a los tribunales pesar de que ayer la madre se descompensó mientras escuchaba un testimonio y debió ser asistida.

También permanecen en el banquillo de los acusados desde el primer día los ocho rugbiers acusados: Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23).

Ayer, en una extensa jornada judicial, cinco amigos de Fernando identificaron a Thomsen, Luciano Pertossi y Comelli como los agresores que en un principio atacaron a «patadas en la cabeza» y golpes en «el pecho y la mandíbula» al estudiante de abogacía, y al menos dos de ellos lo agredieron cuando estaba «en el piso» frente al boliche Le Brique de Villa Gesell, en la madrugada del 18 de enero de 2020.