"Esto significa que los miembros de Hamas o aquellos que inviten a apoyar al grupo podrían ser encarcelados hasta por 14 años", comunicaron
El Reino Unido clasificó este viernes oficialmente al movimiento islamista palestino Hamas, en el poder en Gaza, como «organización terrorista», calificación que fue reprobada por esa agrupación, que la consideró «un pecado político, moral y legal».
Hasta ahora, sólo el brazo armado de Hamas, las brigadas Ezedin al Qasam, estaba prohibidos en el país, aunque el movimiento islamista figuraba desde hacía tiempo en la lista de «organizaciones terroristas» de Estados Unidos y de la Unión Europea. La prohibición se extiende ahora también a la rama política de Hamas, después de que la propuesta del gobierno de Boris Johnson fuera aprobada este viernes por el Parlamento, anunció el ministerio del Interior.
«El grupo terrorista islamista Hamas se ha convertido hoy en una organización terrorista proscripta en el Reino Unido en su totalidad, tras la aprobación por el Parlamento de una Orden que se presentó el viernes 19 de noviembre», expresó el Ejecutivo en un comunicado citado por la agencia de noticias AFP.
«Esto significa que los miembros de Hamas o aquellos que inviten a apoyar al grupo podrían ser encarcelados hasta por 14 años. La lista de organizaciones prohibidas se ha modificado para reflejar este cambio», concluye.
Las alas política y armada de la organización «se han acercado» de modo que «cualquier distinción entre ellas se considera ahora artificial», consideró Damian Hinds, secretario de Estado de Seguridad, en la Cámara de los Comunes.
«Este grupo planea, comete y participa en actos de terrorismo», afirmó, citando como ejemplo los ataques «indiscriminados» con cohetes y morteros contra objetivos israelíes.
La semana pasada, Israel ponderó la voluntad del gobierno británico de tomar esta «importante decisión», calificando a Hamas de «grupo islámico radical que ataca a israelíes inocentes y busca la destrucción de Israel».
El portavoz de Hamas, Hazem Qassem, denunció por su parte «un crimen contra nuestro pueblo palestino y su historia de lucha» y sostuvo que la medida constituye «un gran pecado político, moral y legal» si era adoptada por el Reino Unido.