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El psicólogo Díaz se defendió y dijo que «no pudo haber influido» en la muerte de Maradona


Se trata de Carlos Ángel "Charly" Díaz (29), quien declaró durante más de siete horas ante los fiscales que investigan las causas del fallecimiento de Maradona y afirmó que su intervención en el tratamiento de desintoxicación "fue exitoso"

El psicólogo personal de Diego Armando Maradona que había ido a visitarlo el día que el astro futbolístico murió hace casi siete meses en la casa del barrio privado de Tigre, aseguró hoy ante a Justicia que su intervención como especialista en adicciones «en ningún modo pudo haber influido» en la muerte y que su participación en la atención del Diez solo le trajo «perjuicios».

Se trata de Carlos Ángel «Charly» Díaz (29), quien declaró durante más de siete horas ante los fiscales que investigan las causas del fallecimiento de Maradona y afirmó que su intervención en el tratamiento de desintoxicación «fue exitoso» porque el exfutbolista murió «sin drogas ni alcohol en su cuerpo».

El psicólogo, que es uno de los siete imputados que tiene el expediente, llegó antes del mediodía a la sede de la Fiscalía General de San Isidro, en la calle Acassuso 476, junto a su abogado defensor Diego Olmedo, para ser indagado por «homicidio simple con dolo eventual», un delito que prevé una pena de entre 8 y 25 años de cárcel..

Según el letrado, Díaz respondió alrededor de 100 preguntas realizadas por los fiscales Patricio Ferrari, Cosme Iribarren y Laura Capra y «negó haber formado parte de un plan que terminó en la muerte de Maradona».

Díaz es considerado por los fiscales por su influencia sobre el paciente como una pieza clave del “equipo médico tratante”, al cual se incorporó de la mano del abogado y representante del «10», Matías Morla.

Sin embargo, el abogado Olmedo explicó que el psicólogo «manifestó que su intervención en ningún modo pudo haber influido en la muerte de Maradona en su condición de especialista en adicciones».

En su indagatoria, el imputado reiteró lo que había declarado como testigo y explicó que atendía a Maradona desde un mes antes de su muerte, que solo había podido verlo en la casa de Tigre en un par de oportunidades y que el día de su muerte, el 25 de noviembre, había ido con la psiquiatra Agustina Cosachov para hacer una evaluación y, al entrar a la habitación, se habían dado cuenta de que no reaccionaba.

El abogado Olmedo aseguró a Télam que Díaz lo vio a Maradona «el 26 de octubre en la ciudad de La Plata y lo notó como si estuviera alcoholizado, luego lo volvió a ver el 12 de noviembre en muy buen estado, luego el 15 de noviembre estaba impecable, el 18 fue a la casa y no lo quiso recibir, el 22 llamó para ir y le dijeron que no vaya y el 25 volvió a ir para continuar el tratamiento y lo encontraron muerto».

Según Olmedo, el psicólogo además dijo que su trabajo en el tratamiento de desintoxicación «fue exitoso» porque al momento de la muerte Maradona «no tenía alcohol ni drogas» en el cuerpo.

Su perito de parte había presentado un informe en disidencia a la junta médica donde afirmó que, gracias a Díaz, Maradona no consumía alcohol ni drogas al momento del deceso, que el desempeño del psicólogo no tuvo incidencia en el fallecimiento del “10” y donde avaló el criterio de no haber internado al DT de Gimnasia en una clínica respetando su voluntad.

La ronda de indagatorias continuará el próximo viernes cuando será el turno de la psiquiatra Cosachov, una de las principales imputadas en la causa.

La autopsia determinó que Maradona murió a los 60 años el 25 de noviembre del año pasado a raíz de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y descubrieron en su corazón una «miocardiopatía dilatada».

Una junta médica concluyó que era un paciente con pluripatologías que agonizó 12 horas antes de su muerte, que lo de la casa del country San Andrés no era una internación domiciliaria y que pudo haber tenido «más chances de sobrevida» si hubiera estado en una clínica.

Además, calificaron al equipo médico tratante como «deficiente», «temerario» e «indiferente» ante la posibilidad cierta de su muerte y que lo abandonaron «a la suerte».