Alberto Fernández visitó la provincia de Neuquén y tras inaugurar una planta de tratamiento de líquidos cloacales destacó que se inició durante la gestión de Macri.
Un gesto poco habitual por estos tiempos de grietas y disputas políticas de “vale todo”. El presidente Alberto Fernández visitó la provincia de Neuquén y tras inaugurar una planta de tratamiento de líquidos cloacales en Villa La Angostura destacó que la obra se había iniciado durante la gestión de Mauricio Macri.
“Junto a Omar Gutiérrez inauguramos una planta de tratamiento de líquidos cloacales que había comenzado el Gobierno anterior. La Argentina no nació cuando nosotros llegamos. Es tiempo de entender que debemos construir el futuro entre todos y todas”, fue la frase que publicó Fernández en su cuenta de Twitter.
Junto a @OmarGutierrezOk inauguramos, en Villa La Angostura, una planta de tratamiento de líquidos cloacales que había comenzado el Gobierno anterior.
La Argentina no nació cuando nosotros llegamos. Es tiempo de entender que debemos construir el futuro entre todos y todas. pic.twitter.com/GTuzTunhQt
— Alberto Fernández (@alferdez) June 6, 2020
Y no solo a través de las redes. En conferencia de prensa el Presidente reafirmó el concepto: “Estoy feliz de venir a terminar la obra que empezó otro gobierno que me precedió”. “La Argentina no nació el día que yo llegué al Gobierno, ni va a morir cuando me vaya. Tenemos que construir la Argentina entre todos y todas, y que no sea patrimonio de unos u otros, que sea de los argentinos”, reiteró.
En este sentido, el gesto de Fernández se contrapone a la actitud “belicosa” del sector más duro del kirchnerismo. “Si Alberto no hubiera sido moderado no ganábamos, pero ahora hay que terminar con la moderación”, expresó hace algunos días Gabriel Mariotto, ex director de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), durante la gestión de Cristina Kirchner.
Las declaraciones del mandatario están en coincidencia con la buena sintonía que muestra con Horacio Rodríguez Larreta, algo que no cae bien en los extremos de la grieta. Estas actitudes deberían ser naturales en cualquier democracia sólida y madura, pero en Argentina aparece como una “rareza” y deben ser sostenidas en el tiempo.