El presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, volvió a reivindicar este martes la «rosca» política y cuestionó «los manuales de instrucciones» en esa actividad.
«Reemplazar la rosca por los manuales de instrucciones sería tan peligroso como cambiar la política por el marketing», sostuvo Monzó.
A través de una nota publicada en un matutino porteño, el diputado del PRO consideró que «la rosca tiene mala prensa» pero explicó que «alude a una herramienta indispensable para tejer lazos de confianza y construir puentes entre la dirigencia».
«La política es diálogo, es confianza, es capacidad de escucha, es convivencia y familiaridad con lo diferente. La política es, esencialmente, un ejercicio de sensibilidad hacia el otro y de comprensión de realidades diversas. A todo eso contribuye lo que suele llamarse la rosca ; muchas veces despreciada y asimilada con la oscuridad o la politiquería», puntualizó.
Para Monzó, «si la rosca política es el encuentro entre dirigentes de diversos espacios, si es la inversión de tiempo para generar confianza y achicar distancias, deberíamos admitir, entonces, que es un formidable lubricante para aceitar los mecanismos de la buena política».
«Se ha alimentado, más por especulación marketinera que por vocación transformadora, una grieta entre la «vieja» y la «nueva» política, como si lo viejo estuviera siempre teñido de vicios y lo nuevo fuera invariablemente puro y refrescante.
Puede funcionar en el plano de las frases efectistas y de las imágenes simplonas, pero no parece más que un truco de los vendedores de eslóganes», señaló.
Para Monzó, «la buena política (vieja o nueva, pero buena) es aquella que encuentra el equilibrio, calibra los matices y es capaz de conciliar».
«Es tan nocivo que la política se encierre en sí misma como que reniegue de sí misma. De esa comprensión depende el equilibrio. Tirar por la ventana todo aquello que el marketing etiqueta como la vieja política , sería -entre otras insensateces- despreciar el legado de nuestra propia historia y de sus figuras más trascendentes, desde Mitre y Avellaneda hasta Perón y Alfonsín», remarcó.