La comercialización de granos está paralizada en todo el país porque no ingresan camiones cargados con soja, trigo y maíz a las terminales portuarias y a las fábricas aceiteras
En el campo argentino el segundo paro general de la CGT no tendrá la vidriera o la visibilidad que posee la medida de fuerza en las grandes ciudades del país que están, prácticamente, paralizadas por la adhesión de los gremios del transporte público de pasajeros que ha dejado millones de trabajadores en sus casas ante los altos costos que demanda el traslado por otros medios de locomoción.
Sin embargo, el paro invisibilizado en el campo tiene un capítulo más comprometedor para el Gobierno nacional porque afecta decididamente los ingresos de divisas al país y perjudica, por un día, las operaciones de comercio exterior que monitorean de manera permanente la conducción económica de la administración de Javier Milei.
En ese sentido, el ministro de Economía, Luis Caputo, hizo declaraciones contra la medida sindical, seguramente pensando en los altos costos que tendrá para la acumulación de reservas en el Banco Central y el intento de normalizar y modernizar la economía del país que necesita mostrar un consenso mínimo de acuerdo en este sentido ante los inversores del exterior.
Caputo afirmó, «La gente ya abrió los ojos y tiene claro que de este desastre solo se sale con esfuerzo y sacrificio, no mal gastando la plata de los contribuyentes o imprimiendo pesos para que cada vez valgan menos. Sigamos confiando, estamos por el buen camino».
Pero Santiago Bausili, titular del Banco Central, sabe que el paro en el campo afecta la liquidación de la cosecha de los principales productos que la Nación exporta al mundo.
Desde ayer a la noche dejaron de ingresar camiones cargados con granos a las principales industrias del agro y las terminales portuarias lucen desiertas en la zona de Rosario y Buenos Aires.
El paro cuenta con la adhesión de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso (aceiteros), la Federación Sindical Marítima y Fluvial y la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval de la República Argentina, que reúne a todos los sindicatos involucrados en actividades fluviales y portuarias del ámbito agroindustrial.
Entre los gremios que paralizaron al campo se encuentra la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) que decidió adherir a la medida de la CGT porque rechaza la reforma laboral que está incluida en la Ley Bases que analiza la Cámara de Senadores por estas horas.
También adhirió el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (SOEA) de San Lorenzo (Santa Fe), que nuclea a los trabajadores portuarios de las terminales del Gran Rosario, informó que también adhiere a la medida de fuerza.
La excepción fue el sindicato de trabajadores de la industria cítrica que conduce Juan Carlos “Oso” Brite, uno de los pocos sindicalistas que Javier Milei aprecia y que conformó una mesa sindical en apoyo del gobierno que no sólo no adhirió a la medida de fuerza, sino que criticó su realización.
Brite afirmó “que es la manera que tiene la casta sindical de golpear e intentar voltear al gobierno porque están quemando todos los puentes de diálogo. Nunca se vieron dos medidas de fuerza seguidas en tan poco tiempo contra un gobierno que tiene el apoyo de la gente, pero institucionalmente esta debilitado como se observa en el Congreso. La gente de UATRE está amenazando a los trabajadores en el campo para que no se presenten a sus puestos. Están locos. Hoy más que nunca hay que apoyar las transformaciones que promueve Javier Milei porque la Argentina necesita de inversiones y trabajo. El sindicalismo tiene que luchar por más trabajo y más afiliados a sus sindicatos y eso sólo lo puede lograr Milei”.
Sin embargo, no es lo que piensan los referentes de UATRE, que van contra la reforma laboral. “Es un retroceso en los derechos de los trabajadores y particularmente un gran perjuicio para nuestro sector”, explicó José Voytenco, secretario general de la UATRE.
“Si el proyecto que debaten los senadores se transforma en ley, “aumentará el trabajo no registrado, acentuará la precariedad laboral, y elevará el trabajo esclavo y el trabajo infantil”, denunció el titular del gremio que dirigió durante muchos años el recordado Gerónimo ”Momo» Venegas.
La medida de la CGT, además de generar perjuicios directos al sector transportista, interrumpe la actividad de la que depende actualmente la generación de divisas y la recomposición de las reservas internacionales del Banco Central (BCRA).
El Gobierno necesita de dólares porque debe enfrentar obligaciones de pago y, además, pretende quitar el cepo durante este año. Mayo comenzó con buenas noticias para esos objetivos porque la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), anunciaron que durante abril la agroindustria aportó US$ 1.910 millones a las arcas del Estado.
Este dato de las divisas del agro representa una mejora del 27% respecto a marzo, pero una baja del 21,5% en relación con el mismo mes del año 2023 (con vigencia del dólar soja) y una mejora del 23% respecto al acumulado de este año en comparación con el año 2023.
Estas cuentas finitas que se realizan en las oficinas del Banco Central se verán interrumpidas por la medida de fuerza del 9 de mayo que significará un retroceso y una advertencia para los planes económicos de la administración de Javier Milei.