El río registró niveles inferiores a los 80 centímetros esta semana y advierten que se estabilizará en esa marca durante abril, mayo y junio
El río Paraná continúa con niveles preocupantemente bajos y, según el Instituto Nacional del Agua (INA), la situación no mejorará en los próximos meses. Desde el 19 de marzo, el caudal se encuentra por debajo del metro en Rosario y, de acuerdo con las proyecciones, esa será la referencia para lo que resta del otoño. Si bien no se esperan descensos pronunciados, tampoco habrá repuntes significativos.
A mediados de esta semana, el Paraná registró niveles inferiores a los 80 centímetros, y se prevé que esta condición se mantenga durante abril, mayo y junio. La principal causa es el déficit de lluvias en las principales cuencas de aporte, ubicadas en el este de Paraguay, Misiones y el río Iguazú. Esta sequía comenzó hace aproximadamente un mes y afecta directamente al caudal del Paraná.
Impacto en la navegación y las guarderías náuticas
La bajante del río genera complicaciones en la navegación y en las guarderías náuticas de la ciudad. Referentes del sector indicaron que muchas de ellas están recurriendo al dragado continuo para mantener operativas sus instalaciones. Sin embargo, no todas pueden costear estos trabajos, por lo que algunas deben recurrir a métodos más rudimentarios, como la excavación manual de zanjas. La situación es especialmente crítica para yates y veleros con calados de entre 70 y 80 centímetros, que encuentran cada vez más dificultades para navegar.

Un panorama sin grandes cambios
Desde el INA, el ingeniero Juan Borús explicó que, si bien en los próximos días se esperan lluvias en la cuenca baja del río Paraguay, el este de Formosa, Chaco y Misiones, estas precipitaciones no serán suficientes para revertir la bajante. Para que Rosario supere el umbral de aguas bajas (establecido en 2,40 metros), el Paraná debería ganar al menos un metro y medio más de caudal, algo que no ocurrirá en el corto plazo.
“Los niveles en Rosario seguirán acotados, muy claramente en aguas bajas durante abril, mayo y junio”, afirmó Borús, y adelantó que 2025 podría ser una continuación de la bajante que afectó al Paraná entre 2020 y 2023. Aunque en 2024 hubo una mejora parcial, el clima no se estabilizó y la sequía persiste en muchas regiones.
En este contexto, los expertos monitorean factores como los cambios en los patrones de lluvias en el Amazonas, donde en 2023 se registró una de las peores sequías de la historia. Esta situación está impactando en la cuenca del río Paraguay, uno de los principales afluentes del Paraná, que actualmente tiene un aporte muy bajo debido a la falta de lluvias en sus tramos medio y bajo.