Francisco dijo durante el Angelus que algunas formas de corrupción se dan cuando los gobernantes sienten más amor por sus familiares que por la propia patria y "ponen en el cargo a sus parientes"
El papa Francisco cuestionó hoy que algunas formas de corrupción se producen cuando los gobernantes sienten más amor por sus familiares que por la propia patria y «ponen en el cargo a sus parientes».
«Algunas corrupciones en los gobiernos vienen realmente porque el amor por la parentela es más grande que el amor por la patria y ponen en el cargo a sus parientes», sostuvo el Sumo Pontífice durante el Ángelus.
En este sentido, reflexionó sobre el Evangelio y recordó que una de las exigencias de Jesús de Nazaret a sus discípulos es anteponer la fidelidad hacia él por encima de los afectos familiares.
«Jesús por supuesto no pretende subestimar el amor por los padres e hijos, pero sabe que los vínculos de parentesco, si son puestos en el primar lugar, pueden desviarse del verdadero bien», indicó Francisco ante algunas personas que estaban en la plaza de San Pedro.
Tras el rezo del Ángelus, el Sumo Pontífice mencionó algunos países que viven en una situación «dramática» por los conflictos, las hambrunas o los desastres naturales.
En primer lugar habló de Siria y recordó además que el próximo martes tendrá lugar la IV Conferencia de la Unión Europea y Naciones Unidas para apoyar el futuro de ese país y su región.
«Recemos para que este importante encuentro pueda mejorar la dramática situación del pueblo sirio y de sus vecinos, en particular el Líbano, en un contexto de graves crisis sociopolíticas y económicas que la pandemia ha hecho aún más difíciles», instó.
Asimismo, Francisco pidió «por favor que los dirigentes sean capaces de hacer la paz».
Por último, el Papa enfatizó la donación generosa de sí mismo afirmando: «Muchos servicios se hacen gratis. Piensa en el voluntariado, que es una de las cosas más grandes que tiene la sociedad italiana. Los voluntarios… Y cuántos de ellos han dejado sus vidas en esta pandemia. Se hace por amor, simplemente por servicio».
El viernes pasado, por medio de las Nunciaturas Apostólicas, el Santo Padre donó 35 respiradores pulmonares para los pacientes que más lo necesiten, gran parte de ello a los afectados por el coronavirus.
Los mismos se distribuyeron de la siguiente manera: 4 para Haití; 2 para la República Dominicana; 2 para Bolivia; 4 para el Brasil; 3 para Colombia; 2 para Ecuador; 3 para Honduras; 3 para México; 4 para Venezuela; 2 para el Camerún; 2 para Zimbabwe (a través de la Conferencia Episcopal local); 2 para Bangladesh; y 2 para Ucrania.