Tras el viaje de Juan Pablo II en 1984, Francisco se convirtió este sábado en el segundo pontífice en pisar Japón. De esta manera, el papa cumple su sueño de juventud de visitar en misión el país asiático, inspirado por los primeros misioneros jesuitas que llevaron el anuncio del Evangelio.
Francisco llegó al internacional de Tokio a las 17.25 hora local después de visitar durante tres días Tailandia. El Papa descendió de la escalerilla entre el viento y la lluvia que caía en ese momento, sin ceremonia de bienvenida, y solo algunas personas corearon en español: «Bienvenido a Japón».
Sin embargo, lo esperaban unos 100 estudiantes de escuelas católicas y dos niños vestidos con trajes tradicionales le regalaron unas flores. A continuación, tras los respectivos saludos entre las delegaciones vaticana y japonesa, y después de haber pasado delante de la Guardia de honor, el Papa y el primer ministro, el Sr. Tarō Asō, entraron juntos a la sala VIP 3 del aeropuerto para conversar en privado.
Como es habitual, el Vaticano envió telegramas a los países sobrevolados por el pontífice que en esta ocasión fueron Taiwán, la isla de Sanya (China) y Hong Kong, pero Francisco no hizo referencia a ninguna de las tensiones políticas entre estos ellos.
También hubo telegramas al presidente chino, Xi Jinping, a quien deseó «abundantes bendiciones de paz y alegría» y al presidente de Taiwán, Tsai Ing-Wen, «abundantes bendiciones divinas de paz».
El Papa se reunirá en la Nunciatura con los obispos del país y mañana viajará a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.