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El Papa emplazó un memorial dedicado a los náufragos del Mediterráneo


Francisco aseguró que "no es bloqueando sus embarcaciones que se resuelve el problema"

Francisco aseguró que «no es bloqueando sus embarcaciones que se resuelve el problema»

El papa Francisco emplazó hoy en el Vaticano un memorial dedicado a los náufragos del Mediterráneo y aseguró que «no es bloqueando sus embarcaciones que se resuelve el problema» de la llegada de inmigrantes a Europa por vía marítima, sino que «hace falta socorrerlos y salvarlos».

El memorial consiste en un chaleco salvavidas de un ahogado en altamar montado sobre una cruz de resina, que quedó colgado en una pared del Patio Belvedere del Palacio Apostólico del Vaticano, lugar común de ingreso de los mandatarios que lo visitan.

«¿Cómo podemos no escuchar el grito desesperado de tantos hermanos y hermanas que prefieren afrontar un mar en tempestad que morir lentamente en los campos de detención libios, lugares de tortura y esclavitud innoble?», lamentó el pontífice este jueves al descubrir el homenaje.

«¿Cómo podemos permanecer indiferentes de frente a los abusos sexuales y a las violencias de las que son víctimas inocentes, dejándolos a la merced de traficantes sin escrúpulos», agregó, acompañado por 33 inmigrantes llegados en las últimas semanas desde la isla griega de Lesbos.

Según explicó el Papa, el chaleco salvavidas le fue entregado por un grupo de socorristas que lo hallaron en medio del Mediterráneo el pasado 3 de julio y «ninguno sabe quién era ni de dónde venía» el inmigrante que murió cuando lo usaba.

«Salvar toda vida humana es un empeño moral que une a creyentes y no creyentes», planteó.

«No es bloqueando sus embarcaciones que se resuelve el problema. Hace falta empeñarse seriamente en vaciar los campos de detención en Libia, actuando en todas las soluciones posibles», reclamó.

«Hace falta denunciar y perseguir a los traficantes que explotan y maltratan a los migrantes, sin temor de revelar connivencias y complicidades con las instituciones», demandó luego.

«Hace falta poner a un lado los intereses económicos para que al centro esté la persona, cada persona, de la que la vida y dignidad son preciosas. Hace falta socorrerlos y salvarlos, porque somos todos responsables de la vida de nuestro prójimo», finalizó.