Los cinco homicidios por los que Javier Hernán Pino (29) podría terminar con su tercera condena a prisión perpetua se iniciaron en febrero de 2015 en Capital Federal, continuaron en la provincia de Salta y terminaron en octubre de ese año en Rosario con un doble crimen.
Los dos primeros casos son los que se están juzgando ahora en la Capital Federal por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 y hoy Pino enfrentó un pedido de perpetua del fiscal Andrés Madrea.
La primera víctima fue el comerciante chino Ni Qi Fu (40), quien fue asesinado el 16 de febrero de 2015 de ocho balazos con una pistola calibre 9 milímetros en su supermercado de la calle Matheu 29, en Balvanera.
El segundo caso fue el homicidio de Claudia Sosa (32), quien fue hallada asesinada de un balazo en la nuca en el departamento de planta baja que alquilaba en la calle Tucumán 1545, cerca de Tribunales y frente a la ex comisaría tercera.
El tercer crimen por el que ya está condenado fue el del playero Ariel Fernando Ríos (28), asesinado de un balazo por arriba de la oreja izquierda el 13 de julio de 2015 en una estación de servicio de la localidad salteña de El Galpón.
Según lo acreditado por la Sala II del Tribunal de Juicio de Metán cuando el 10 de mayo de 2017 lo sentenció a su primera perpetua, Pino se ganó la confianza de Ríos y lo asesinó para robar los 70.000 pesos que había de recaudación.
En ese juicio, Pino lloró, pidió perdón a la familia del playero y dijo que el disparo fue accidental y que sólo había ido a robar porque necesitaba dinero para ayudar a su padre que era enfermo y había sido detenido en Santiago del Estero por el robo a una financiera.
La saga criminal culminó en Rosario el 16 de octubre de 2015 a las 8.20 cuando entró al domicilio de los hermanos Agustina (28) y Javier Ponisio (25), y los ejecutó de ocho balazos -tres para la mujer y cinco al varón-, con una pistola con silenciador para huir con 25.000 pesos, joyas y electrónicos.
Pino, que era amigo de Agustina, quedó grabado por una cámara de seguridad saliendo en su auto de la casa de la calle Castro Barros al 5500 y fue reconocido por la familia de las víctimas.
Al rastrear su teléfono celular, los pesquisas siguieron el rastro de Pino hasta la localidad de Frías, en Santiago del Estero, donde lo detuvieron cinco días después del doble crimen.
Al allanar su domicilio encontraron pertenencias robadas a los hermanos rosarinos -entre ellas una cadenita con el nombre «Agustina»-, pasamontañas, juguetes sexuales, cargadores, municiones, silenciadores y dos pistolas marca Taurus calibre 9 milímetros, una de las cuales fue la usada en los cinco homicidios, según el análisis de las vainas que dejó en las cuatro escenas del crimen.
Por este caso, Pino aceptó un juicio abreviado y el tribunal de primera instancia de Rosario lo condenó el 10 de noviembre de 2017 a su segunda prisión perpetua.