Los defensores de la Operación Lava Jato, bajo sospecha de parcialidad política para perjudicar al expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, tratan de blindar este lunes la mayor investigación anticorrupción de Brasil y al ministro de Justicia, Sergio Moro.
La bomba fue lanzada el domingo por el portal The Intercept Brasil, que publicó mensajes pirateados en los últimos años entre los fiscales de la operación entre sí y con el juez Sergio Moro, llamado en enero a integrar el gobierno del presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro.
Entre los mensajes publicados por The Intercept, destaca una serie de octubre pasado, cuando los fiscales obraron para impedir que Lula, encarcelado desde abril de 2018, fuera entrevistado por temor a que pudiese beneficiar a su delfín Fernando Haddad en las elecciones presidenciales ganadas por Bolsonaro.
Lula, incluso entre rejas, era el favorito en los sondeos hasta que su candidatura fue invalidada en septiembre por la justicia electoral.
The Intercept, cofundado por Glenn Greenwald -quien en 2013 publicó las filtraciones de Edward Snowden sobre los programas de vigilancia masiva implementados por la NSA estadounidense- asegura además que los mensajes publicados el domingo son «apenas el inicio» de una larga serie.
El asunto incendió las redes sociales, con dos etiquetas: «#EuApoioLavaJato» y «#EuApoioTheInterceptBR» («YoApoyoLavaJato» y «YoApoyoTheInterceptBR»).
El concejal Carlos Bolsonaro, uno de los tres hijos del jefe de Estado dedicados a la política, se sumó a la batalla.
«¿Será una impresión mía, o solamente en Brasil cierta prensa usa una invasión ilegal de algo privado, ignorando la invalidación judicial y la ilegalidad, sin que le importe divulgar con el único fin de quemar al gobierno de Bolsonaro y de defender al sistema?».
Otras conversaciones muestran que el principal fiscal de la fuerza tarea de Lava Jato, Deltan Dallagnol, estaba preocupado por la solidez de las acusaciones presentadas contra Lula para condenarlo como beneficiario de un apartamento en el litoral paulista entregado por una constructora a cambio de contratos con la estatal Petrobras.
Lula, que purga por ese caso 8 años y 10 meses de cárcel, siempre se declaró inocente y denunció una «persecución judicial» para impedir que su fuerza política, el Partido de los Trabajadores (PT), vuelva al poder.
Los mercados, atentos
Las revelaciones caen en momentos en que Bolsonaro trata de dejar atrás las querellas dentro de su propio campo para avanzar con las reformas económicas que los mercados consideran indispensables para dinamizar al país, amenazado por la recesión.
La consultora financiera MCM consideró este lunes que las filtraciones «repercutirán en la esfera política».
El caso representa «un nuevo desgaste para el ministro Moro y su agenda anticorrupción» y «fortalece el discurso del PT de que Lula fue condenado injustamente», añadió.
Infinity Assets -otra consultora-, se muestra en cambio menos alarmada e indica que los juristas a los que consultó «fueron enfáticos en decir que se trata de conversaciones en off, por lo tanto de tipo privado, nada fuera de lo habitual en procesos de la dimensión de Lava Jato».
«Obviamente, a falta de algo más concreto, la oposición tratará de sacar provecho, pero su espacio es restringido», concluye.
Fiscales: revelaciones «tendenciosas»
La fuerza tarea de Lava Jato en el Ministerio Público Federal (MPF) reconoció que «sus miembros fueron víctimas de una acción criminal de un hacker» y afirmó que la publicación de los mensajes pirateados es «tendenciosa y tiene la intención de atacar a la Operación».
Pero «los fiscales de Lava Jato no van a doblegarse a la invasión inmoral e ilegal, a la extorsión y a la tentativa de exponer y perturbar sus vidas personales y profesionales», agregaron.
Moro consideró por su lado que en los mensajes que lo citan «no se vislumbra ninguna anormalidad de direccionamiento de actos en tanto que magistrado, a pesar de ser sido sacadas de contexto y de su sensacionalismo».
Haddad: Lava Jato, una «gran farsa»
Haddad exigió una investigación sobre lo que podría convertirse en «el mayor escándalo institucional de la historia de la República».
La Operación Lava Jato, lanzada en 2014, condenó o sentó en el banquillo a centenas de políticos de primer plano y a empresarios implicados en una vasta red de corrupción centrada en Petrobras.
Su actuación acentuó el desprestigio del sistema político, abriendo un espacio que ocupó Bolsonaro con un discurso antisistema. Tras ganar los comicios, el exmilitar designó a Moro ministro de Justicia y Seguridad Pública.