Fernando Altamirano, esposo de Lourdes Espíndola, la mujer policía que permanecía internada con muerte cerebral tras ser baleada por un delincuente en Ituzaingó, pidió esta mañana que a los integrantes de la fuerza de seguridad «no los sigan matando como perros».
En tanto, Juan Espíndola, el padre de la joven, sostuvo que lo que pasó con su hija es «un balde de agua fría» en medio de un «momento muy duro» porque acaba de perder su trabajo luego de más de 15 años por el cierre del establecimiento en el que se desempeñaba.
Altamirano, de 34 años, también pidió que «se haga justicia»: «Quiero que (el asesino) me diga por qué hizo eso y que lo pague», afirmó. «Quiero que esto no quede así no más, que todos mis compañeros tengan seguridad, que no salgamos a la calle y nos maten como perros. No se puede vivir así, las autoridades no nos escuchan», expresó el joven, al igual que su esposa, integrante de la Policía Bonaerense.
Por otro lado, confirmó que el jefe de la Policía Bonaerense, el comisario Fabián Perroni, lo increpó y le pidió que se comportara «como un hombrecito» al visitar este domingo el Hospital Posadas, donde se encontraba internada la joven.
«Yo lo único que le dije es ‘¿Así es como cuida su personal?’ y saltó prepotente diciendo ‘¿Qué te pasa pibe?’. Después me acerqué para pedirle disculpas y le quise entregar mi credencial; no me la quiso agarrar y me dijo que me comportara como un hombrecito», relató en declaraciones a Radio La Red.
Con voz entrecortada y fuerte carga emocional mientras que ya daba a su esposa de 25 años como fallecida, el policía sostuvo que «desde el cielo» le pide que no se quede de brazos cruzados. «Quiero que esto haga ruido, que no nos abandonen, la gorda desde arriba me está diciendo que no me quede de brazos cruzados. Voy a luchar por que tengan los compañeros un buen sueldo. Nos prometieron cosas y no lo cumplieron», expresó.
El agente reiteró que vivía con los adicionales porque tanto el sueldo propio como el de su esposa estaba comprometido en mutuales por créditos con los que estaban pagando un terreno, para «darle un futuro» a sus hijos.
«Con la gorda laburábamos 24 horas al día, viajamos tres horas, no tenemos autos. Nos manteníamos con los adicionales. Gano 1700 pesos por 12 horas de adicionales», contó.
Por su parte, Juan Espíndola, contó que lo que ocurrió con su hija fue un golpe contundente para su familia en medio de una situación desesperante por la pérdida de su fuente de trabajo, luego de 16 años.
El hombre de 53 años detalló que su familia, radicaba en Berazategui, estaba integrada por su esposa, por sus hijos: Lourdes, de 25 años, y otros dos de 21 y 12. También vive en su casa el hijo de Lourdes con una relación anterior, un nene de seis años.
Según indicó, «Lourdes quería ser policía de chiquita, desde que iba al jardín» y que por más que lo intentaron con su esposa, no le pudieron «sacar de la cabeza» esa idea. «Ahora se nos vino todo encima», expresó el hombre, quien agradeció haber sido contactado por el intendente de Berazategui, Patricio Mussi, quien quedó en que la comuna podía llegar a brindar algún tipo de asistencia a su familia.