CLG dialogó con Jorge Solmi, de la Federación Agraria de Pergamino sobre la situación que se atraviesa y aseguró: "Las dosis que hay son las que están en stock en los centros de vacunación"
Desde hace ya bastante tiempo, el Instituto Maiztegui de Pergamino denuncia en reiteradas ocasiones conflictos para poder producir la vacuna contra la fiebre hemorrágica. Actualmente, atraviesa una situación crítica que impide totalmente la producción, por lo que solamente quedan las dosis que ya fueron distribuidas y están en posesión de los distintos centros de salud. Desde el gobierno nacional no hay respuestas.
CLG dialogó con Jorge Solmi, de la Federación Agraria de Pergamino, sobre cómo se vive la situación. El conflicto no se detiene en el impedimento para realizarlas, sino que existe también una gran incertidumbre entre los trabajadores respecto al futuro cercano.
«El problema es que no hay presupuesto para comprar los insumos y realizar la vacuna. Lo que manifiestan desde el Maiztegui es la falta de agua farmacéutica. Entonces, las vacunas que hay son las que están en stock en los centros de vacunación«, detalló de entrada Solmi. Y anunció: «El Instituto ya no los va a poder proveer más de esas vacunas«.
La realidad no es nueva, ni sorprende a los entendidos. Ya hace varios meses que se acarrea este conflicto. En ese sentido, comentó: «El por qué no lo sabemos. Se vienen teniendo problemas y llegamos a hacer un abrazo simbólico a comienzo de este año porque cuando fue el brote de hantavirus en el sur habían retirado equipo y se habían llevado las muestras al Malbrán».
«Nosotros interpretamos esto como un peligro de vaciamiento y convocamos a la comunidad porque para la ciudad es importantísimo el Instituto», relató. Pasado un tiempo del brote, «se le devolvieron las funciones pero el problema del presupuesto se mantuvo».
El dirigente de la Federación Agraria de Pergamino resaltó la importancia de tener presentes los riesgos de la fiebre hemorrágica. «Cuando yo hablo con mis hijos les parece que es algo como la peste negra de la edad media, pero no, sigue vigente«, insistió.
La enfermedad es causada por el virus Junín y afecta puntualmente a un región del país que está compuesta por Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa. Generalmente, está presente en algunos roedores silvestres que lo eliminan a través de la saliva, contaminando el medio ambiente y provocando la infección de los seres humanos que entran en contacto.
En las propias zonas de riesgo, como es Rosario, los municipios recomiendan la vacunación para «personas sanas de 15 a 65 años» con el fin de evitar el contagio. Sin embargo, Solmi aseguró que «sobre los casos comprobados el índice de mortandad es igual al de los 70 cuando no había vacunas».
La falta de producción de dosis contra la fiebre hemorrágica puede producir serios inconvenientes. «El agravante es que la vacuna no es atractiva para laboratorios privados porque la población que la necesita es poca, entonces no creo que ningún laboratorio se ofrezca para hacerla. Esta vacuna si no la produce el Estado no la produce nadie», aseveró.
Por otro lado, manifestó: «No todos los casos denunciados se logran comprobar porque muchas veces hay problemas en el protocolo de la muestra y no se puede comprobar. Pero Rosario denuncia casi 200 casos al año». «Es muy importante que la gente se pueda vacunar, los que vivimos en la zona endémica», enfatizó.
En relación al Instituto Maiztegui en sí y la respuesta que tuvieron desde el gobierno, señaló: «Las autoridades hasta ahora no manifiestan que vaya a haber presupuesto. El que tiene ahora alcanza para pagar la luz del Instituto y un poquito más. Son 15 millones de pesos en luz, de trabajar en investigaciones es prácticamente imposible». «Cuando hablamos de falta de presupuesto lo que decimos es que sin ninguna duda lo que se está haciendo es vaciarlo. Y nos preocupa porque es la misma línea de lo que está pasando en el Inta, en el Conicet, todos los lugares de producción de ciencia«, profundizó.
Por último, se refirió a los trabajadores del Instituto: «Están en una situación de angustia. Esto lleva a pensar que los están conduciendo a un estado de vaciamiento y que va a llegar el momento en el que van a decir: ‘¿Para qué están los científicos si no pueden trabajar?’ Todos estos signos llevan hacia eso«.