El fenómeno meteorológico pierde poder, aunque su paso por Centroamérica fue con varios fallecimientos
El huracán Iota se degradó a tormenta tropical sobre El Salvador después de haber dejado en Centroamérica al menos 14 muertos, poblaciones inundadas y daños a la infraestructura vial y viviendas.
Las autoridades de Nicaragua reportaron hoy la muerte de cuatro personas, incluyendo tres niños, por un derrumbe en un macizo en el departamento norteño de Matagalpa, lo que elevó a 14 el número de fallecidos por el ciclón.
Diez de los muertos se dieron en Nicaragua, dos en el archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, uno en Panamá y otro en El Salvador, consignó la agencia de noticias AFP.
Desde que tocó tierra el lunes en el Caribe Norte de Nicaragua como huracán categoría 5 -la máxima en la escala Saffir-Simpson-, Iota, el segundo ciclón del mes después de Eta, inundó viviendas y extensas regiones de cultivos, derribó árboles, dejó incomunicados a decenas de poblados y provocó daños en rutas y autopistas.
Tras degradarse a tormenta tropical sus «remanentes de humedad asociados» se ubican a 35 km al oeste-noroeste de San Salvador, informó el Ministerio del Ambiente de ese país.
En San Salvador, aunque el peligro de las lluvias se mantiene, la comisionada presidencial Carolina Recinos destacó que el «trabajo de prevención», con evacuaciones oportunas, evitó que el país sufriera más víctimas.
En San Salvador, aunque el peligro de las lluvias se mantiene, la comisionada presidencial Carolina Recinos destacó que el «trabajo de prevención», con evacuaciones oportunas, evitó que el país sufriera más víctimas.
De zonas de alto riesgo fueron evacuadas 880 personas a 230 albergues distribuidos en todo El Salvador.
Hoy persistían las lluvias en la región norte de Nicaragua, donde su principal ciudad, Bilwi, empezaba a evaluar los daños causados por Iota.
El secretario político del gobierno del Caribe Norte de Nicaragua, Yamil Zapata, afirmó que el ciclón terminó de derribar gran parte de la infraestructura en la ciudad de más de 40.000 habitantes.
El funcionario aseguró que hay abundantes daños en viviendas que quedaron sin techo, en los servicios de electricidad y agua, mientras que el muelle de Bilwi fue totalmente destruido.
«Es grande el daño realmente», dijo Zapata a un medio oficial.
Bilwi seguía hoy sin electricidad, pero desde el martes logró restablecer la telefonía celular.
Sus habitantes comenzaron a limpiar los escombros y a tratar de restituir con lo que pudieran los techos de sus viviendas, mientras que las calles de la ciudad están siendo despejadas de escombros.
Honduras sufrió inundaciones pero los presagios de muerte y mayor destrucción no se cumplieron, con precipitaciones menores a las previstas luego de que el ojo de la tormenta cruzó velozmente por el sur del país.
Tegucigalpa se salvó de mayores lluvias pero el crecimiento de los ríos causaron pánico en los sectores carenciados de la capital de un millón de habitantes, donde policías y militares desalojaron a decenas de miles de personas de los cerros.
Las principales inundaciones se observaban en las ciudades norteñas de La Lima, El Progreso y otras comunidades del productivo valle de Sula, en las proximidades de San Pedro Sula, la segunda ciudad del país, ya castigada por Eta.
Las fuertes lluvias también impactaron Guatemala con el desborde ríos y la caída de árboles en carreteras, entre otros incidentes, sin causar víctimas, según las autoridades.
El doble impacto de las poderosas tormentas provocó la atención para atender los efectos del cambio climático y pedidos de ayuda internacional.
«Iota y Eta forman parte del golpe del cambio climático a Centroamérica que en pocos días han dejado luto y destrucción», declaró el coordinador de la Unidad Ecológica Salvadoreña, Mauricio Sermeño.
El ecologista advirtió que el impacto de los fenómenos meteorológicos «no se pueden mitigar con pocos recursos», por lo que llamó a la comunidad internacional para que ayude a Centroamérica.
Los presidentes de Honduras, Nicaragua, Guatemala y Costa Rica clamaron esta semana por recursos a la comunidad financiera y organismos internacionales.
«La lección que deja Iota y Eta es que los gobiernos tienen que mitigar la pobreza que vuelve vulnerables a millones de personas porque, a falta de recursos, construyen viviendas en zonas vulnerables», resumió Sermeño.
Con un poco más de 520.000 km2 y 50 millones de habitantes, Centroamérica es blanco de los huracanes que se forman en el Caribe, pero también vulnerable a la erupción de una treintena de volcanes activos y a constantes terremotos por formar parte del Cinturón de Fuego del océano Pacífico.