El delegado del Ministerio de Educación de Santa Fe en Rosario, Osvaldo Biaggiotti, analizó los ataques con balas a escuelas
Los robos, vandalizaciones y tiroteos a inmuebles escolares ocurridos en la ciudad santafesina de Rosario modifican el valor simbólico de la escuela como «lugar sagrado» o espacio preservado que tuvo durante años en la consideración social, como consecuencia «de la degradación del tejido social en muchos aspectos».
En el último año unas 40 escuelas de Rosario sufrieron vandalizaciones; 8 fueron baleadas; 25 tienen servicio de policía adicional nocturno y en sus entornos crecen las rejas, la colocación de alarmas y otros elementos vinculados a la seguridad.
Los robos de cables suelen ser un motivo de suspensión del dictado de clases por falta de servicio eléctrico.
El delegado del Ministerio de Educación de Santa Fe en la ciudad de Rosario, Osvaldo Biaggiotti, dijo a Télam que el fenómeno se acrecentó en los últimos tiempos y que «da cuenta de la degradación del tejido social en muchos aspectos».
Según el funcionario, en algunos barrios de Rosario el valor simbólico de la maestra y la escuela como «objetos» intocables comenzó a agrietarse.
«Nos los dicen los docentes y los directivos. Escuché varias veces las mismas palabras: el guardapolvo antes era un salvoconducto, un pasaporte, porque aun los referentes de la criminalidad del barrio tenían un respeto reverencial por la seño, por la directora», sostuvo Biaggiotti.
En ese sentido, el funcionario agregó que «la escuela como un lugar intocable hoy pasó a ser un lugar más que se saquea, o aun sin poder llevarse nada se han vandalizado».
Recordó que en la ciudad de San Lorenzo, a 30 kilómetros al norte de Rosario, «se incendiaron dos escuelas por el solo hecho de hacer daño».
«En algunos casos se ha comprobado que son exalumnos, y es muy tremenda la frustración de los directivos que los propios pibes que tuvieron de alumnos, que les daban un abrazo y les regalaban una sonrisa, terminan en eso», dijo el delegado.