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El gobierno y la derecha de Brasil justificaron el ataque contra la caravana de Lula


El gobierno nacional de Michel Temer, el gobernador de San Pablo y precandidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Geraldo Alckmin, y el presidenciable que se ubica segundo en las encuestas, el ultraderechista Jair Bolsonaro, justificaron el ataque armado de anoche contra la caravana de campaña del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

«Es una pena que haya ocurrido esto porque se va creando un clima de inestabilidad en el país, de falta de pacificación, que es indispensable en el presente momento», sostuvo el jefe del Estado, quien asumió en 2016 tras la destitución de su ex aliada Dilma Rousseff, de quien era vicepresidente.

«Esta ola de violencia no fue alentada quizás por aquellos que tomaron esta decisión. Quizás haya sido que comenzó antes. Es la historia de los unos contra los otros, realmente crea dificultades que generan actos de esta naturaleza», justificó luego el mandatario.

Anoche dos de los tres colectivos que integraban la caravana que acompaña a Lula en su gira por el sur de Brasil fueron baleados sin que se registraran heridos.

Dos equipos de elite de la Policía Civil del estado brasileño de Paraná abrieron una investigación sobre el caso, informaron hoy fuentes oficiales.

En toda la gira, iniciada el 19 de este mes por los tres estados del sur del país, Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná, la caravana fue hostilizada en pequeños poblados por productores rurales identificados con el juez Sérgio Moro, a cargo de la operación Lava Jato, y el precandidato presidencial ultraderechista Bolsonaro.

El domingo pasado la violencia resurgió cuando manifestantes opuestos a Lula arrojaron huevos y piedras a los colectivos y rompieron una ventana del vehículo en el que viajaba el ex mandatario.

Bolsonaro justificó hoy la última escalada de esta serie de ataques contra Lula y sus seguidores.

«Ahora van a tener que ver a la derecha», dijo Bolsonaro en Curitiba, capital del estado de Paraná, ante 200 seguidores que lo recibieron en el aeropuerto de esta ciudad, donde con diferencia de pocas horas tenía previsto presentarse Lula.

Según la prensa local, el diputado y ex capitán del Ejército fue llevado en andas del aeropuerto Afonso Pena hasta un escenario en el cual se refirió al atentado contra Lula durante su gira en el interior del estado de Paraná.

«Lula quiso convertir a Brasil en un gallinero y está recogiendo los huevos», graficó, en la única referencia al ataque contar la caravana del líder del Partido de los Trabajadores (PT).

Ante un público que defendía a la Operación Lava Jato y al juez Moro, Bolsonaro dijo que luchará por «el derecho de la Policía a tirar a matar para combatir la delincuencia». «Debemos hacer valer nuevamente la fuerza de los policías», prometió.

En paralelo, desde San Pablo, el gobernador y posible presidenciable del PSDB en las elecciones de octubre próximo, Geraldo Alckmin, repitió una fórmula similar a la que utilizaron Temer y Bolsonaro para responsabilizar a Lula y su partido por el clima de violencia y polarización política actual.

«Creo que ellos están cosechando lo que sembraron, usan el discurso de ‘nosotros contra ellos’ y ahora acabaron siendo víctimas de esa polarización», sentenció.

El PSDB es el partido del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, la fuerza que respaldó la asunción de Temer como presidente en 2016 tras haber impulsado el juicio político que terminó destituyendo a Dilma Rousseff.

Alckmin ha abandonado paulatinamente su perfil oficialista para lanzarse a disputar la presidencia en las elecciones de octubre, en las que cuenta con no más de 8% de intención de voto, muy lejos de Lula y hasta de Bolsonaro, quien está segundo a más de 15 puntos porcentuales del ex presidente.

El alcalde de San Pablo, también del PSDB, Joao Doria, afirmó por su parte que «el PT no necesita que le tiren huevos y sí que sus corruptos vayan a la prisión».

A diferencia del gobierno y de la derecha, los diversos partidos de izquierda, que este año planean presentar sus propios candidatos presidenciales pero que en el pasado apoyaron políticas troncales de los gobiernos de Lula y Rousseff, repudiaron hoy el ataque contra la caravana del ex presidente.

«Lo que ocurrió con la caravana de Lula es algo grave. Disparos tras varios gestos de hostilidad e intolerancia política», sentenció el activista Guilhermo Boulos, el candidato a la presidencia por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), una fuerza que nació de una ruptura al interior del PT.

«Lo que está en juego no es una concordancia de posiciones en la izquierda sino la necesidad de una unidad democrática contra el fascismo, contra quien hace político con odio, contra la intolerancia, contra el que usa de agresiones como forma de expresar sus posiciones. Pasaron la línea roja», agregó.

Referentes del Partido Comunista do Brasil y el Partido Democrático Laborista también repudiaron los ataques contra el PT y pidieron al gobierno nacional que dé garantías para las inminentes elecciones presidenciales.
Las palabras de repudio y de solidaridad hacia Lula también traspasaron las fronteras.

«Como no les alcanza con la persecución política y judicial ni con la campaña de desprestigio permanente de los medios, ahora van por la violencia. ¡Fuerza, Lula!», escribió hoy la senadora y ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en las redes sociales.