En tanto, el Gobierno informó hoy el fallecimiento de Diubis Laurencio Tejea, de 36 años, durante una manifestación registrada ayer en el humilde barrio Güinera, en la periferia de La Habana
Las protestas ciudadanas en Cuba fueron analizadas por el Comité Central del Partido Comunista (PCC) encabezado por el presidente, Miguel Díaz-Canel, y con la presencia de su antecesor Raúl Castro, mientras grupos opositores denunciaron que suman unos 130 los detenidos, entre ellos notorios disidentes, y los obispos de la isla consideraron que «el pueblo tiene derecho a manifestar sus necesidades».
En tanto, el Gobierno informó hoy el fallecimiento de Diubis Laurencio Tejea, de 36 años, durante una manifestación registrada ayer en el humilde barrio Güinera, en la periferia de La Habana.
La dependencia «lamenta el fallecimiento de esta persona», quien participaba de los «disturbios», comunicó el Ministerio del Interior, según publicó la oficial Agencia Cubana de Noticia.
La plana mayor del PCC y el Gobierno adjudicaron las protestas a «provocaciones orquestadas por elementos contrarrevolucionarios, organizadas y financiadas desde Estados Unidos con propósitos desestabilizadores».
«Los integrantes del máximo órgano partidista abordaron además la ejemplar respuesta del pueblo al llamado del compañero Díaz-Canel a defender la Revolución en las calles, lo que permitió derrotar las acciones subversivas», agregó.La reunión se celebró el domingo último, aunque recién se informó hoy.
Para las autoridades de la isla, el impulso a las protestas fue dado por operaciones y acciones organizadas por Estados Unidos, pese a que admiten una situación económica y social complicada debido a la falta de ingresos de dinero por turismo -inexistente hace un año y medio por la pandemia- y a la escasa entrada de remesas de dinero enviadas desde el exterior por restricciones impuestas por el ex presidente estadounidense Donald Trump.
«¿Cómo puede afirmar el secretario (Antony) Blinken que no tienen relación con los disturbios? El recrudecimiento de la política de cerco económico en plena pandemia, unido a operaciones de carácter injerencista y desinformación del Gobierno de Estados Unidos son la principal amenaza a la integridad del pueblo cubano», escribió en su Twitter el canciller Bruno Rodríguez.
Después del reclamo del presidente Joe Biden, fue Blinken quien juzgó que «sería un grave error que el régimen cubano interprete lo que está pasando en decenas de ciudades y pueblos en toda la isla como el resultado o el producto de algo que haya hecho Estados Unidos».
La disidencia cubana, en tanto, denunció que desde el domingo, cuando se iniciaron las manifestaciones, unas 130 personas fueron reportadas como detenidas, entre ellas conocidos opositores como Guillermo Fariñas, el expreso político Daniel Ferrer y el artista Luis Manuel Otero Alcántara.
De acuerdo con una lista publicada en Twitter por el opositor Movimiento San Isidro (MSI) -un grupo de intelectuales y universitarios que reclama libertad de expresión y creación-, 114 personas habían sido detenidas o no estaban localizadas.
Por su parte, los obispos cubanos pidieron al Gobierno «ejercitar la escucha» y no «la violencia».
«La violencia engendra violencia, la agresividad de hoy abre heridas y alimenta rencores para mañana que costará mucho trabajo superar; por eso invitamos a todos a no incentivar la situación de crisis, sino con serenidad de espíritu y buena voluntad, ejercitar la escucha, la comprensión y la actitud de tolerancia, que tenga en cuenta y respete al otro para juntos buscar caminos de una justa y adecuada solución», subrayaron los religiosos en un comunicado.
Según los obispos, no pueden «cerrar los ojos o entornar la mirada, como si nada estuviera sucediendo», ante los acontecimientos que se están viviendo, «donde en medio de las restricciones y a pesar de ello salieron a las calles miles de personas en ciudades y pueblos de Cuba, protestando públicamente, expresando su malestar por el deterioro de la situación económica y social».
Los prelados señalaron que «el Gobierno tiene responsabilidades y ha tratado de tomar medidas para paliar las referidas dificultades», pero también comprenden «que el pueblo tiene derecho a manifestar sus necesidades, anhelos y esperanzas y, a su vez, a expresar públicamente cómo algunas medidas que han sido tomadas le están afectando seriamente».
Mientras, la Misión Permanente de Cuba ante la ONU adjudicó las protestas a la «mayor presión» que Estados Unidos ejerce con el bloqueo económico y las sanciones.
En un comunicado, la misión aseguró que «los desórdenes e incidentes acaecidos en algunas localidades de Cuba, el 11 de julio, son el resultado de un plan diseñado por el Gobierno de los Estados Unidos para, de manera oportunista, ejercer la mayor presión posible contra nuestro país».
Ayer Cuba había sumado el respaldo de Rusia y de varios países de la región. Hoy fue China la que respaldó al Gobierno de Miguel Díaz-Canel y rechazó «cualquier acto injerencista en sus asuntos internos».
El vocero de la Cancillería china, Zhao Lijian, aseguró que su Gobierno respalda a la isla en «la búsqueda de un camino de desarrollo acorde a sus propias condiciones y que le permita elevar el bienestar del pueblo».
En cambio, el Gobierno de Biden reclamó a la isla que levante las restricciones de internet que, dijo, se impusieron tras las protestas.
«Hacemos un llamado a los líderes de Cuba para que demuestren moderación (y) respeto por la voz del pueblo abriendo todos los medios de comunicación, tanto digitales como no digitales», afirmó en conferencia de prensa el vocero del Departamento de Estado, Ned Price.
Finalmente, el titular de la Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, el demócrata Bob Menéndez, descartó una eventual intervención militar de Estados Unidos en Cuba.
«No vamos a tener una intervención militar en Cuba. No lo ha hecho ninguna administración republicana ni la más anticomunista», aseguró el senador de origen cubano, el latino de más alto rango en el Congreso estadounidense.