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El fútbol argentino, cada vez más devaluado: ¿cómo llegamos a este nivel?


Los primeros partidos de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol dejaron mucho que desear, con futbolistas desconocidos y muchos jóvenes. Ventas al exterior y malas decisiones dirigenciales explican el presenta

Este fin de semana comenzó en Argentina la Copa de la Liga Profesional de Fútbol, lo que marcó el regreso de los equipos argentinos al verde césped después del largo receso que se impuso por la pandemia de coronavirus. Si bien el retorno del deporte favorito del país generó entusiasmo en los hinchas, lo cierto es que al mirar los partidos o al detenerse en la formación de cada cuadro los amantes de la pelota llegan a la misma conclusión: el fútbol argentino esta cada vez más devaluado.

Al buscar las razones de esta desvalorización asoman varias líneas que merecen ser tratadas. La primera no está relacionada con la pandemia, sino que se arrastra desde hace muchos años: estamos hablando de la venta de jugadores argentinos al resto del mundo. A pesar de que en la actualidad ya no se ven a muchos futbolistas nacidos en nuestro país en los equipos top del planeta, si crecieron otros destinos alternativos como México, Estados Unidos, China, Medio Oriente e incluso Brasil, que ofrecen mayores comodidades y salarios más altos que los clubes argentinos.

Basta con situar la lupa en los equipos locales. En la última temporada Central se desprendió de su capitán, Jeremías Ledesma, que hoy brilla en el Cádiz de España, y la última gran generación de jóvenes, con Lo Celso y Cervi a la cabeza, también triunfa en el exterior. En el caso de Newell’s, asoman los casos de Ezequiel Ponce y Lisandro Martínez, ambos de buen presente en el Viejo Continente, pero lo que más se da en la Lepra es el desprendimiento de chicos formados en la cantera que dejan el club antes de debutar en Primera.

Por otro lado, gran parte de la culpa de tener un torneo que no incentiva a los televidentes recae en los dirigentes del fútbol argentino. Las decisiones que tomaron ante los cambios que impuso la pandemia parecen no ser las mejores. Al suspenderse los descensos hasta el año 2022 y seguir teniendo un torneo con 24 equipos, era esperable que el nivel baje porque los clubes no tienen la necesidad de invertir en los planteles y aprovechan para tomar oxígeno en lo económico, mandando a los pibes a la cancha.

Sumado a esto, suceden cosas dignas de un torneo amateur, como la posibilidad de que el partido de Unión – Arsenal se suspenda por no contar con la cantidad de policías suficientes para un encuentro a puertas cerradas, o que River quiera jugar en su estadio de entrenamiento, dejando una mala imagen para una competencia que pretende televisarse en todo el mundo. A fin de cuentas, estos y otros conflictos, como así también la organización del propio torneo que incluyó un sorteo bochornoso, se terminan resolviendo con algunos llamados de los máximos dirigentes, entre ellos Marcelo Tinelli y Claudio Tapia. Es decir: la rosca sigue mandando en el fútbol argentino.

Así, los primeros partidos de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol dejaron mucho que desear y es probable que el certamen pase sin pena ni gloria para los hinchas. Si bien es comprensible que los jugadores sientan el impacto de estar tantos meses sin jugar, la cuestión no pasa por la preparación, sino por la calidad, algo que, paradójicamente, hoy escasea y mucho en nuestro suelo. Lamentablemente, para gozar de buen fútbol habrá que sintonizar la señal que se quedó con la televisación del resto de los torneos del mundo, y que también lucha por trasmitir el local, en otro conflicto que lleva a desconocer dónde se pueden mirar los partidos. En fin.