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El fuego logró ser controlado, pero ya arrasó con la mitad de la Isla de los Mástiles


El incendio frente a Granadero Baigorria consumió unas 400 hectáreas. Siguen los trabajos de brigadistas, bomberos y personal de Protección Civil provincial

El incendio que afectó a la Isla de los Mástiles desde el jueves, frente a la costa de Granadero Baigorria, logró ser parcialmente controlado este sábado tras arrasar unas 400 hectáreas, casi la mitad del territorio del humedal en ese sector. Brigadistas y voluntarios continúan trabajando en la zona, aunque los focos aún no están completamente extinguidos.

Imágenes compartidas por la organización ambientalista El Paraná No Se Toca reflejan la devastación causada por el fuego. “Hoy nos tocó ser testigos de lo que quedó después del fuego. Ese fuego que aparece y no sabemos bien por qué, pero a su paso arrasa con la vida del humedal. Dicen que el fuego estaría controlado, pero aún no está totalmente apagado”, expresó la ONG en sus redes sociales.

El operativo, que involucra a 50 brigadistas, bomberos, personal de la Municipalidad de Granadero Baigorria, Protección Civil de la provincia, isleños y voluntarios, se reforzó este sábado con el apoyo de un helicóptero con helibalde, que permite atacar áreas de difícil acceso.

Marcos Escajadillo, secretario de Protección Civil, detalló que los brigadistas se organizaron en dos equipos para combatir los últimos focos activos: uno en la cabecera norte y otro en la cabecera sur de la isla. “Son focos pequeños, pero exigen un gran esfuerzo debido a las condiciones del terreno y el viento”, explicó en diálogo con Radio 2.

El viernes, las intensas ráfagas complicaron las tareas de extinción, contribuyendo a la rápida propagación de las llamas. Aunque se desconocen las causas exactas del incendio, las autoridades y ambientalistas insisten en la necesidad de reforzar las políticas de prevención para evitar nuevas tragedias en el humedal.

La Isla de los Mástiles, un espacio vital para la biodiversidad del Delta del Paraná, quedó severamente dañada, dejando una vez más en evidencia la fragilidad de estos ecosistemas frente al fuego.