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El exceso de realidad es perjudicial para un gran clásico de dibujos animados


Por Mario Luzuriaga

«El Rey León» se estrenó en los cines de todo el país y seguramente será un éxito de taquilla. Pero esta idea de Disney de seguir arruinando su cuentos clásicos se expande cada vez más.

Es uno de los cuentos que se convirtió en un clásico instantáneo, superando a «Aladdin» o «La Bella y la Bestia», que hasta ese momento fue la única película en competir como «mejor película» en los premios Oscar.

Esta historia maravillosa que tiene tintes similares a Hamlet, llenó los corazones de todos los espectadores por todos sus componentes: frescura, música, personajes, arte y mucho más que la hicieron brillante.

25 años después, la misma empresa arruina su propio producto, como lo viene haciendo con sus cuentos convertidos a acción real. Esta versión se lleva los laureles en el campo técnico y visual, Jon Favreau logró un realismo fabuloso con los animales, pero eso también le jugó en contra.

Ninguno de los personajes, a mi modo de ver claro, transmitió una cuota de gracia en toda la película, que se asemeja a un gran documental producido por National Geographic. Es un producto muy frío que contrasta con su excelente y épica versión original.

Uno esperaba tener una cuota de nostalgia que sólo se obtuvo en su apertura, pero no así en el corazón de toda la película. En la sala uno extrañaba esa hermosa complicidad que tenían «Timón» y «Pumba» con su fabulosa «Hakuna Matata», y se perdió el gran clásico de Elton John «Can you feel the love tonight».

Pero no todo el mundo piensa como este redactor y amante del clásico original, que salió decepcionado de la sala de cine. Está en el espectador sacar sus propias conclusiones y si o si los padres tienen la obligación de mostrar la película original, que tiene todos los elementos que carece este frío «homenaje».

Calificación: Regular.