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El ex vicepresidente de Bolivia señaló que el neoliberalismo se muestra como «un proyecto agotado»


Álvaro García Linera habló sobre la situación política mundial en medio de la pandemia de coronavirus Covid-19. "Bolivia tiene dos epidemias, el coronavirus y el gobierno de facto", indicó

El ex vicepresidente boliviano Alvaro García Linera afirmó, en el marco de la pandemia de coronavirus, que «el neoliberalismo se muestra como un proyecto agotado, sin horizontes” y destacó que «Bolivia tiene dos epidemias, el coronavirus y el gobierno de facto», mientras que» en Argentina hay un plan».

«El coronavirus está poniendo en riesgo la vida de miles de personas y afectando la economía de gente muy humilde», aseguró García Linea en declaraciones al programa La Pizarra, de AM 750.

«El gobierno de (Jeanine Áñez) se está comportando como un virus mortal. Quiere imponer sus decisiones sacando a militares con armas de francotiradores y tanquetas», agregó el ex vicepresidente de Evo Morales (2005-2019).

Para García Linera, el gobierno de Áñez, que asumió tras la renuncia forzada de Morales en una sesión sin quórum del Parlamento boliviano, «está destruyendo la economía no sólo por la pandemia sino por las malas decisiones», porque «se dejó más de una década de crecimiento económico de 5% promedio» y «además han destrozado las empresas estatales y metido a dirigir a funcionarios de empresas privadas, a la competencia».

En este sentido, denunció que en el interinato de Áñez «hay escándalos de corrupción e involucramiento con el narcotráfico. Hay avionetas que salen con droga a la vista y paciencia de militares y autoridades regionales y nacionales».

En cuanto a la gestión de la crisis del coronavirus, el ex vicepresidente afirmó que «hay un hospital de tercer nivel para ser entregado desde principios de año».

«Lo cumplimos nosotros como parte de los 14 hospitales nuevos que hicimos con el presidente Evo Morales. Una inversión de poco más de USD 20 millones. Se han pasado meses cambiado los colores de la fachada porque lo asocian con los del partido (MAS) sin entregarlo, pero si a alguien le importara la vida usa ese hospital, qué importan los colores», agregó.

«En Bolivia -aseguró- no hay plan porque no hay un mando. Y cuando no hay un mando que sepa a dónde quiere liderar y tampoco hay autoridad moral para ejercer decisiones, pasa lo que pasa ahora», porque «la autoridad del Estado de Bolivia es coercitiva, no moral. Anterior a la locura de sacar a militares con fusiles de alta precisión, mira telescópica y francotiradores como si con eso fueran a matar al coronavirus. Desfilan con tanquetas».

Esto, en el análisis de García Linera, demuestra que el gobierno de Áñez «no tiene un plan», sino que «sólo han imitado medidas que se han tomado en otros países de una manera atropellada» y «nadie sabe hacia dónde apuntan las cosas».

En Bolivia, afirmó, la gente está saliendo a la calle a sus actividades cotidianas de compra y venta, «porque no encuentra un gobierno que diga con claridad a dónde quiere ir».

Consultado sobre la lectura sobre Argenitina, donde se encuentra asilado, el ex vicepresidente señaló que «el éxito que pueden tener, entendido en no solamente en cuantos muertos hubo, sino cómo se logró cohesionar a la sociedad para enfrentar un problema común y quienes lo están haciendo exitosamente van a brillar con luz propia a nivel continental».

«No cabe duda de que (Alberto) Fernández es un buen ejemplo. Se ha dedicado a atender el coronavirus en Argentina con una serie de técnicas gubernamentales, formas políticas que han sido exitosas para la cohesión social. Sin que nadie lo postule, eso lo coloca como uno de los grandes líderes del continente. Su mejor credencial es cómo está enfrentando el tema en su propio país«, añadió.

«En Argentina hay un uso de las función estatal como autoridad moral frente al colectivo de ciudadanos», concluyó.

Consultado sobre su lectura de los efectos de la pandemia del coronavirus, García Linera señaló que «es difícil decir si es el inicio de una nueva era. Hay varios elementos claves de un nuevo momento de la sociedad, pero yo no me atrevería a ponerle fechas», agregó.

El primer elemento revelador de este presente «es el reordenamiento de las creencias dominante», donde «el pasmo del relato neoliberal ha permitido que la gente esté dispuesta a oír otras ideas y sugerencias».

«Todo el mundo apela al Estado. Derechas e izquierdas. No hay una entidad que tenga capacidad organizativa, fuerza cultural y en algunos casos fuerzas morales para cohesionar a las sociedades. El Estado está presente para resolver temas médicos y económicos«, opinó.

En este sentido, señaló que la necesidad de los Estados de generar deuda para hacer frente a los costos de la pandemia abren un interrogante sobre quiénes van a cargar con el peso de esos costos.

«Eso va a tener que decidirse y va a generar una conflictividad en los siguientes años. Por eso creo que hemos entrado a un período donde habrá una fuerte presencia estatal pero con un panorama muy convulso hasta que se defina un nuevo horizonte», opinó.

Aunque no descartó que pueda «darse un retroceso autoritario de un neoliberalismo que apela temporalmente al Estado, como lo ha hecho antes, para arrancar recursos públicos y entregar a los ricos para que no paguen salarios o compren acciones o incluso para contener a los revoltosos y peligrosos».