135 días sin abrir, promesas de reapertura que quedaron en la nada y gastos fijos que siguen llegando. CLG dialogó con Claudio Santoro, dueño de una cancha, quien relató su angustiante presente
A raíz de la pandemia del coronavirus, el presente de los complejos de canchas de fútbol de Rosario y los alrededores es alarmante. Tras más de cuatro meses cerradas y a la espera de una prometida habilitación que no llega, las canchas atraviesan una situación crítica. Más de una decena de complejos ya anunciaron que no podrán reabrir, pero con el correr del tiempo ese número puede ir creciendo.
El fútbol semanal con amigos es una costumbre que está instalada en la sociedad rosarina y argentina, pero desde el 16 de marzo los complejos de alquiler de canchas se encuentran cerrados. Pese a algunos intentos fallidos de reabrir bajo otras modalidades, como el «metegol humano» o el fútbol tenis, las canchas llevan más de 130 días sin ingresos y el hielo sobre el que pisan es cada vez más fino.
El protocolo para que las canchas vuelvan a funcionar está redactado hace varias semanas, pero la habilitación por parte del gobierno provincial aún no llega. En repetidas oportunidades se habló de que era «inminente» la aprobación del permiso. Incluso, representantes del sector aseguraron que desde la cartera de Omar Perotti prometieron hacer un anuncio el fin de semana del 18 y 19 de julio, el cual nunca se realizó.
En ese sentido, CLG dialogó con Claudio Santoro, dueño de una cancha y referente del sector, quien relató la angustiante situación que están atravesando: «Es desesperante, vamos todos camino al cierre».
En el marco de la pandemia, los más de 100 complejos que hay en el Gran Rosario llevan exactamente 135 días con sus puertas cerradas. «Nuestra situación es totalmente distinta a todos, hace cinco meses que estamos totalmente cerrados sin ningún tipo de ingreso, y pagando impuestos muy elevados porque tenemos superficies muy amplias», detalló Santoro. Una situación así lleva a cualquier emprendimiento al borde de la desaparición: «Nos estamos fundiendo todos», agregó.
Al extenso período de tiempo de cierre y el mantenimiento de los costos fijos, se les suma el factor de que «sólo algunos» de los complejos lograron acceder a los programas de asistencia económica del Estado que, según Santoro, «no significaron prácticamente nada».
Estas circunstancias crearon un cóctel que para muchas canchas fue el último clavo en el cajón: más de diez complejos de canchas de fútbol ya avisaron que no volverán a abrir sus puertas. No sólo eso, sino que los dueños advierten que ese número crecerá mientras la actividad no sea habilitada. «Se van a cumplir cinco meses desde que estamos cerrados y la situación es desesperante. Seguimos todos el mismo camino, el cierre. No tenemos ninguna respuesta por parte de gobierno, nos han dejado a un costado sin ningún tipo de ayuda y sin una expectativa de una pronta reapertura», expresó Santoro.
Algunas canchas buscaron readaptarse para poder funcionar de alguna manera, y allí aparecieron modalidades como el «metegol humano» o el fútbol-tenis. Sin embargo, el éxito fue prácticamente nulo: «El metegol humano fue un fracaso total, ninguno de los complejos han tenido aceptación. Es casi imposible que la gente respete ese sistema. Lo mismo sucedió con el fútbol-tenis. La gente va al parque, pone una soga y se pone a jugar, no va a venir a pagar».
A lo largo de los últimos dos meses, se ha hablado en reiteradas oportunidades sobre la posibilidad de que las canchas reabran. Incluso, para el fin de semana del 18 y 19 de julio la habilitación era «inminente», a raíz de una promesa de Omar Perotti para los dueños, pero el anuncio nunca llegó. «Teníamos la esperanza de que el lunes 20 podamos abrir las canchas, cosa que no sucedió», señaló Santoro. Ahora, con el reciente crecimiento en el número de casos de covid-19, la apertura parece mucho más lejana.
El pasado miércoles dueños de los complejos volvieron a manifestarse, esta vez frente a la Sede de Gobernación, pidiendo alguna respuesta: «La gente sale a la calle, se reúne, va a los bares, en parques y plazas están jugando al fútbol constantemente. No hay criterio. Todos los fines de semana hay torneos clandestinos por todo Rosario sin ningún tipo de cuidado. Me parece mucho más factible contagiarse de esa manera, en lugares donde no existe ningún tipo de control, que en una cancha de fútbol 5 donde trabajaríamos con un protocolo sumamente estricto», explicó.
«En las canchas de fútbol 5 juegan diez personas, se les toma la fiebre, se registran todos los datos, se desinfecta. Es decir, usamos todos los cuidados para que la persona que ingrese esté tranquila y segura, cosa que no se puede hacer en los parques y las plazas», añadió.
El presente de los complejos de alquiler de canchas es alarmante y el panorama venidero no parece dar muchas ilusiones. Luego de las incumplidas promesas, los nuevos contagios de coronavirus parecen postergar aún más la posible habilitación, lo que golpearía aún más a los dueños que esperan angustiados: «Si no nos dejan jugar al fútbol normalmente, muchos de nosotros vamos a tener que seguir cerrando nuestras puertas, no tenemos otro camino».