El Desafío, una ONG que da herramientas a la ciudadanía para salir adelante

CLG dialogó con Mario Raimondi, uno de los fundadores, quien contó en detalle su trabajo en la zona sur de la ciudad

CLG dialogó con Mario Raimondi, uno de los fundadores, quien contó en detalle su trabajo en la zona sur de la ciudad

Por Emilia Ottogalli

El Desafío, ese es el nombre de esta ONG que trabaja en Rosario desde 2004. ¿A qué desafío se refiere? Al de ayudar a “promover la participación ciudadana y a ofrecer iguales oportunidades de desarrollo”. Desde hace 16 años, El Desafío trabaja en la zona sur de la ciudad buscando aportar a las comunidades un cambio a largo plazo. CLG dialogó con Mario Raimondi, uno de los fundadores, quien contó en detalle cómo trabajan y por qué. También, abrió las puertas para que se sumen voluntarios.

“Surgió después del desastre del 2001, con una idea de que los problemas estructurales del país requieren de soluciones de fondo”, dijo al explicar de dónde venía esta movida. A lo que agregó: “Desde la democracia para acá, nunca se ha bajado de un 25 por ciento de personas viviendo en situación de pobreza. Entonces, entendemos que para que las cosas cambien se necesita de una ciudadanía que tenga herramientas y esté empoderada desde el punto de vista que puede proponer soluciones”.

Para Mario y los distintos trabajadores de la fundación “votar cada 4 años no es una teoría de cambio, con eso no basta”. “Los que estamos en la fundación no lo hacemos con una mirada caritativa, sino que lo hacemos con la convicción de que necesitamos salir de esto entre todos”, aseguró.

“Un país no puede salir adelante si el 30% de la gente vive en situación de pobreza. Es una enorme cantidad de gente que no va a poder desarrollar sus talentos, cualidades, crear soluciones, aportarle a la sociedad su capital”, analizó. Y continuó: “Es un prejuicio para todos, no sólo para la persona que vive en esa situación”.

Entonces, desde El Desafío aportan su cuota para “ayudar a la gente a que salga de eso”. “Nuestra organización busca combatir la pobreza promoviendo la participación ciudadana y ofreciendo iguales oportunidades de desarrollo”, reveló.

Su trabajo se centro en dos grandes áreas, como detalló el fundador: “El desarrollo juvenil, enfocado a jóvenes que están en situación de exclusión y pobreza, pero no únicamente ellos, sino todos; por otro lado, la construcción de una ciudadanía que pueda resolver problemáticas que nos competan a todos”.

En el área de desarrollo juvenil realizan “programas comunitarios en el barrio sur de la ciudad de los que participan más o menos con 150 en actividades que utilizan deporte, música, arte, cocina, fotografía y distintas cosas para el desarrollo de actividades blandas”. Además de un proyecto denominado Escuela de Vida “que busca trabajar como en un taller todo lo que sea inteligencia emocional”.

En cuanto al área de ciudadanía, se enfocan y tienen “incidencia en todo lo que sea urbanismo”. Hay programas de “uso del deporte para el desarrollo humano y social, como son problemáticas de criminalidad infantil y una academia de desarrollo institucional para otras ONG”.

“El gran impacto es el que se daría a largo plazo. No es un enfoque orientado al asistencialismo ni a la ayuda inmediata, sino enfocado al desarrollo en el mediano o largo plazo”, aseguró Mario que fundó esta fundación junto con un holandés en 2004, cuando él estaba instalado en el país europeo.

Actualmente, El Desafío cuenta con un grupo de empleados de medio tiempo rentados y un grupo de voluntarios. Sobre el financiamiento, Raimondi explicó: “Es una mezcla entre inversores sociales, que son donantes particulares que donan desde 100 pesos por débito automático; eventos propios que nosotros realizamos como días de almuerzo en los que vendemos comida o merchandising; aporte de empresas privada; y aporte del Estado con algún proyecto en particular que presentemos”. Además, tienen “personería jurídica en Holanda” y de allí reciben “financiación de organismos internacionales de cooperación”.

La ONG tiene iniciativas para distintas personas y rangos etarios, y su trabajo se centra “en barrio Moreno, San Francisquito y La Lata mayormente”. Los cursos son gratuitos y los que asisten lo hacen de manera voluntaria, pero sí deben cumplir ciertos requisitos: “Hay un mínimo de asistencia y colaborar una hora por mes de manera voluntaria con la operatoria del lugar”.

“Es un lugar donde construimos en conjunto con la comunidad. La idea es generar el sentido de pertenencia porque estamos todos en búsqueda de un sentido en común. Lo hacemos entre todos”, aseveró. Para terminar, Mario dejó la puerta abierta para los interesados en sumarse al trabajo: “Hasta el 10 de febrero abrimos la convocatoria a voluntarios, así que a los que les interese se pueden contactar a través de las redes sociales”.