Rubén Carrera es de Cañada de Gómez y siempre fue un seguidor de Carlitos. Hasta que un día forjaron una amistad que aún sigue intacta. Hoy el humorista cumple 95 años
Por Mario Luzuriaga
Tener un mínimo contacto. Conocerlo. Conseguir un autógrafo. O una foto. Todo eso quiere un fanático de su ídolo cuando es pequeño. Pero a Rubén Carrera le pasó algo impensado: ser amigo de su ídolo de toda la vida. ¿De quién? De Carlitos Balá. Este jueves 13 de agosto el «Maestro», como Carrera le dice a Balá, cumple 95 años y CLG rinde homenaje a uno de los más grandes ídolos populares.
«Para la inmensa cantidad de las personas que lo conocieron fueron infinidades las alegrías que dio y sigue dando Carlitos», inicia la charla Carrera quien escribió un libro biográfico sobre el humorista llamado «Aquí llegó Balá».
—¿Sentiste la necesidad de expresarle tu amor a Carlitos escribiendo este libro homenaje?
—Lo venía pensando hace mucho tiempo porque ya lo tenía escrito y había armado un bosquejo; pero en el momento que salió todo fue algo increíble. Fue el mejor regalo que le pude hacer a mi ídolo. El momento más increíble de mi fanatismo por Carlitos fue cuando fui a buscar el libro que lo habían terminado en Buenos Aires y al rato dárselo en mano. A veces no puedo entender eso (risas).
—¿Pudiste sentir la magia que genera su figura cuando se presenta públicamente?
—Esos momentos son increíbles, todo esto te lleva a cosas que nunca te hubiese ocurrido en la vida. Yo presenté el libro junto a él en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires y eso fue algo maravilloso. En ese lugar había figuras importantísimas y llega Rubén Carrera con Carlitos Balá a presentar el libro. Lo fui a buscar con mi esposa y el fue acompañado por su esposa y su hermana, llegamos y cuando sale el Maestro al stand vimos 300 metros cubiertos de gente haciendo cola con el libro en la mano. Me temblaba el cuerpo al ver eso; después cuando lo llevamos a Cañada de Gómez fue buenísimo, y luego pasar a estar en la pizzería «El Imperio» en Chacarita, donde está su estatua, y llegar a la mañana sacándonos fotos y después ir al Café Tortoni y ver que estalló el lugar cuando llegamos. Todo fue inolvidable.
—La vida te llevó a hacer muchas cosas, una de ellas vinculada al arte con la banda «Punto G», pero nunca perdiste tu amor por él.
—La verdad que no, mi fanatismo arrancó desde muy chiquito por mi vieja que era muy fanática. Siempre busqué figuritas de él en diarios y revistas, recorté todo y lo guardé. Cuando llega la adolescencia uno se inclinó por la música, pero siempre Carlitos estuvo presente. Uno de sus dichos era «está duro el guatambú» y me acuerdo que íbamos al boliche y me hice una remera con esa frase (risas). Nunca dejó de estar conmigo.
—Conociéndolo íntimamente imagino que es un ser tal cual se muestra al público.
—Totalmente, tiene muchísimo humor y nos llama para nuestros cumpleaños y siempre está atento a nuestras cosas.
—¿Imagina la demostración de cariño que se le viene?
—En los últimos años tanto él como su mujer terminan muy cansados porque hay aluviones de llamados y este año no va a poder ser porque son grandes y aparte por la pandemia. Pero en general los llamados arrancan a las 6 de la mañana y no paran hasta las 10 u 11 de la noche. Él quiere cumplir con todo el mundo y está muy grande.
—¿Tenés pensado armar algo especial para su cumpleaños?
—Este año no pudimos hacer nada por la pandemia, ni siquiera un saludo y lo que hicimos fue hacer un concurso de dibujos para los chicos. Recibimos como 400 o 500 dibujos, se va a hacer una elección y luego llevarle todo a Carlitos, reavivar algo que se hacía antes.
—¿Cómo lo definirías?
—Tengo la suerte de conocerlo como persona, y tanto él como su familia, se merecen más que mis respetos. Tienen una humildad increíble y no lo digo yo solamente, la gente nota eso. Es la persona pública con más fotos junto a sus fans en el mundo y eso te habla de su persona. Vos estás en Mar del Plata en la playa y se sacá fotos con todos y lo ves como uno más de la familia.