Un repaso por lo ocurrido tras las sesiones "virtuales" o remotas, que empezaron simultáneamente en la Cámara de Diputados y en el Senado el 13 de mayo
El aislamiento ante la pandemia dio inicio a las sesiones «online» del Congreso en las que se sancionaron en estos 100 días cinco leyes, pero el clima inicial de entendimiento entre el oficialismo y la oposición para enfrentar la crisis se fue deteriorando.
Las sesiones «virtuales» o remotas empezaron simultáneamente en la Cámara de Diputados y en el Senado el 13 de mayo y desde entonces se sancionaron cinco normas: las primeras fueron la «Ley Silvio», sobre medidas de protección para el personal sanitario en el marco de la emergencia y la exención de Ganancias por adicionales para trabajadores esenciales.
Siguieron el nuevo convenio con la Cruz Roja, la reglamentación de la educación a distancia en situaciones excepcionales y la Ley de Alquileres, todas aprobadas con un amplio consenso que, sin embargo, se fue desgastando a lo largo de estos 100 días y tiene su foco principal de conflictividad en el Senado.
El 20 de marzo, cuando comenzó la cuarentena, la relación entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio era de cordialidad y colaboración frente al adversario mayor que constituía la pandemia, que por entonces reportaba menos cien casos de coronavirus por jornada.
Diez días después empezaron los primeros ruidos con la polémica por los sueldos de la dirigencia política, azuzada por un «cacerolazo», aunque los legisladores seguían priorizando el consenso, hasta que en abril empezaron los reclamos de la oposición para sesionar.
El planteo incluyó una movida por parte de Juntos por el Cambio que bautizaron como «travesía por la democracia», en la que los diputados opositores se trasladaron a Buenos Aires para presionar al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, con la realización de sesiones presenciales.
Las negociaciones en ambas Cámaras se extendieron durante todo abril y se acordó finalmente el modelo mixto de sesiones con pocas presencias en el recinto y el resto conectados de manera remota, el cual tuvo una prueba fallida el 6 de mayo en la Cámara de Diputados.
El clima se fue tensando al ritmo del avance de la crisis sanitaria y económica, y en mayo surgió la polémica sobre el decreto de los «superpoderes», que la bancada opositora intento derogar en Diputados, sin éxito, y que finalmente aprobó el Senado.
Allí la relación entre el Frente de Todos (con clara mayoría) y Juntos por el Cambio es mucho más tirante que en Diputados y, a 100 días del inicio de la cuarentena, está prácticamente quebrada.
La oposición acusa a la presidenta del Senado, Cristina Kirchner, de no respetar el protocolo para las sesiones virtuales que dicta que solo se tratarán temas relacionados con la pandemia, porque el oficialismo avanza con proyectos que apuntan a deslegitimar la gestión del ex presidente Mauricio Macri.
A los fuertes cruces verbales que se registraron en distintas comisiones como la Bicameral de Deuda, donde el kirchnerismo busca hacer una auditoría de la gestión anterior, se sumaron proyectos para anular medidas de aquel gobierno y decretos que ya habían sido tratados.
Esto llevó a que la oposición se retirara de dos sesiones a modo de protesta y a una disputa que recrudeció en junio con el tema de la posible expropiación de Vicentin.
Si bien esto dividió las aguas en las dos Cámaras, el capítulo más duro se dio en la sesión del Senado del 24 de junio, cuando el oficialismo aprobó con mayoría simple la creación de una comisión investigadora de los préstamos que otorgó el Banco Nación a la cerealera.
Juntos por el Cambio remarcó que según el reglamento se requiere una mayoría de dos tercios para aprobar esa iniciativa, pero Cristina Kirchner avanzó de igual manera y la relación entre las dos bancadas quedó definitivamente rota.
En Diputados el nivel de conflictividad es menor y esto puede atribuirse a que tuvo menos debates, dado que celebró tres sesiones desde el inicio del aislamiento, contra cuatro que realizó el Senado, sin contar el informe del jefe de Gabinete.
De hecho, la Cámara baja avanzó días atrás en medio de un amplio consenso con proyectos para alentar la donación de plasma para atender a pacientes con Covid-19 y reglamentar el teletrabajo.