La empresa secreta de neurotecnología que desarrolla interfaces cerebro-máquina de Elon Musk, Neuralink, hizo su primer anuncio revelando al público parte de la tecnología que está desarrollando. El objetivo, ambicioso y desconcertante, es el de desarrollar interfaces de ancho de banda ultra alto para conectar humanos y computadoras.
En sí, el objetivo principal es ayudar a las personas parapléjicas a controlar las computadoras o teléfonos a través de dispositivos implantables en el cerebro. Se trata de 50 millones de personas en el mundo que padece algún tipo de parálisis, y podrían verse beneficiadas con esta tecnología.
Hablando en un evento en San Francisco, Musk dijo que la interface ayudará a “preservar y mejorar nuestro propio cerebro” y “finalmente lograr una especie de simbiosis con la inteligencia artificial”.
Actualmente existen en el mundo algunas tecnologías de “lectura mental” y se desconocen los usos que se le darán cuando dichas tecnologías se masifiquen, estando claros los riesgos de que no solo gobiernos sino también empresas privadas almacenen y procesen nuestra información cerebral.
¿Cómo funciona?
Al momento desarrollaron un sistema robótico neuroquirúrgico, descrito como una “Máquina de coser”, para implantar seis “hilos” por minuto en el cerebro y espera que el procedimiento algún día sea tan eficiente como la cirugía ocular con láser.
El robot usaría una aguja rígida para insertar los hilos y evitar dañar los vasos sanguíneos, reduciendo el riesgo de una respuesta inflamatoria en el cerebro. Este primer gran avance con “hilos” flexibles tiene menos probabilidades de lesionar el cerebro, que los materiales actualmente utilizados en las interfaces cerebro-máquina.
Los hilos tienen un ancho que los hace considerablemente más delgados que un cabello humano y apenas perceptible para el ojo humano. También crean la posibilidad de transferir un mayor volumen de datos, de acuerdo con un documento técnico publicado.
El documento señala que el sistema podría incluir “hasta 3.072 electrodos por matriz distribuidos en 96 hilos”, que registran un millón de neuronas y se conectan a un dispositivo fuera del cerebro, colocado en la parte posterior de la oreja.
Neuralink se centró en tres temas que serán importantes para cualquier futura tecnología de interfaz cerebro-computadora: materiales flexibles para los electrodos, miniaturización de la electrónica con tecnología de circuito integrado e interacción totalmente inalámbrica con dispositivos externos. Pero los desafíos serán reducir las conexiones eléctricas entre los circuitos integrados y las sondas, además de incorporar muchos más electrodos sin aumentar significativamente el tamaño del dispositivo.
El mayor de los desafíos es el ente regulador, porque el uso de electrodos invasivos a esta escala en humanos, enfrentará obstáculos importantes por parte de la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU.