Por Carlos Duclos
Cuando la vida está en riesgo en algunas de sus formas, los eufemismos para describir la realidad son una complicidad con las causas del devastador efecto; por eso hay que decirlo con todas las letras: haber cerrado el año con una inflación que en algunos rubros supera el 50 por ciento; con una marea de despidos abrumadora y con un nivel de inseguridad desopilante, pone al actual gobierno de Mauricio Macri como uno de los peores de la historia argentina de los últimos 35 años ¿También en materia de inseguridad? Sí, también; porque el 70 por ciento de los delitos que se suceden a lo largo y ancho del país tienen como causa el narcotráfico (que es un delito de orden federal que el poder central no ataca convenientemente) y la exclusión social que el gobierno nacional profundiza. Sin contar, por supuesto, la educación y la cultura, que hacen aguas merced a la mediocridad e ineptitud “vocacional” de los funcionarios.
Para afirmar esto que precede, no es necesario ser de izquierda, progresista, o peronista, hace falta tener empatía con los que sufren (y son millones), hace falta tener espíritu solidario y no tener “anteojeras de pico mentales”, que tanto afectan al sentido común, la ecuanimidad y el desarrollo humano.
En este contexto proverbial y con pocos antecedentes en la historia del país, un segmento de la sociedad la pasa mal, muy mal, y es literalmente esclava de un Estado que la somete con tarifazos, costos altísimos de servicios pésimos y una presión tributaria que tiende a satisfacer las necesidades de los acreedores y mandamás internacionales, a costa de la angustia de miles de familias argentinas.
Solo se puede aplaudir una gestión de tan penumbroso estilo, cuando se pertenece a una minoría privilegiada sin conciencia de la solidaridad y del amor al prójimo, cegada por un odio histórico que ha llevado a esta Patria a un estado de situación penoso.
Luego de más de tres años de gobierno, con lamentables fracasos y obstinaciones sorprendentes, seguir echando culpas al pasado es hasta casi pueril, una excusa de Perogrullo grotesca.
En su visita de hoy a la Patagonia, el presidente ha dicho que su gobierno llegó «para transformar la Argentina de raíz y para siempre». Pues ¿qué dudas caben de que se está transformando todo de raíz? Y añadió con relación al rumbo político y económico: “Este es el camino, no hay otro, es por acá. Comenzando el año, hoy les digo a todos los argentinos, más convencido que nunca: es por acá. Por acá vamos al progreso, al trabajo digno para todos los argentinos”.
¿El camino es por acá? Pepe, cierre la ocho. No, mejor cierre todas las mesas (sin eufemismos).