Completar el álbum antes del Mundial es el objetivo de todos, cuando empiece a rodar la pelota muchos apagarán la llama, pero otros buscarán incansablemente pegar hasta la última figurita
Por Josefina Marcuzzi – Télam
Ante la ola de memes, grupos de reventa, ofertas por Mercado Libre y grupos en redes sociales para debatir temas e intercambiar jugadores del álbum de figuritas Qatar 2022, Télam analizó con especialistas el coleccionismo como práctica cultural moderna, el fetichismo de la imagen como modo de llevarse a los ídolos a casa y el aspecto comercial y de consumo de las figuritas, un ritual que es furor entre adultos y niños en Argentina.
En el puesto de revistas de la esquina de Belgrano y Bolívar, en Monserrat, Juan Carlos charla con una vecina que busca el álbum de figuritas del Mundial. Le promete tenerlo para la semana próxima, y no solo a ella, sino a una lista de personas que tiene en lista de espera.
En decenas de kioscos, el mismo cartel: «Álbum de figuritas Qatar agotado». «Los tengo que conseguir ya mismo», le dice el kiosquero a Télam.
Las muestras de la sociedad argentina atravesada por la fiebre mundialista se replican en memes, canciones de Messi, compra de entradas, cuenta regresiva en redes sociales, odas a la Scaloneta y ahora, en tener el álbum y las figuritas de Qatar 2022. Y no sólo los niños: los adultos también se suman, aunque pongan a los niños de excusa.
¿Cómo se podría caracterizar, en términos culturales y sociológicos, al hecho y la práctica de coleccionar figuritas del mundial y cómo opera el fetichismo de la imagen? Llevarse a los ídolos en pequeñas fotos y coleccionarlos es una práctica cultural y masiva que tiene, además, un componente importante de consumo.
El coleccionismo tiene cientos de años y vínculos múltiples en la cultura contemporánea. El primer pilar es el vínculo con los objetos: se coleccionan aquellos que se producen en serie. Monedas, estampillas, etiquetas, libros, figuritas y hasta corbatas.
«El hecho de que se produzcan en serie hace que se despierte la fantasía de poder completarla. Nuestra estructura psíquica está definida por la falta, la falla, lo incompleto. La obsesión por la serie lleva a que nos inclinemos al coleccionismo de algún tipo», explica a Télam Alejandro Quevedo, sociólogo, docente y especialista en medios de comunicación.
Entonces, ¿por qué las personas juntan las figuritas del Mundial? ¿Qué variables se juegan a la hora de coleccionar la imagen de jugadores de fútbol, en una práctica que palpita, varios meses antes, el inicio del evento deportivo y cultural más grande que existe en el mundo?
«Uno de mis hijos dice que las personas coleccionan para conocer los planteles enteros, yo disiento. Es una práctica que se produce al interior de la cultura de masas y con mecanismos de la misma. El álbum en sí mismo es una publicación de masas y el fútbol es, sencillamente, parte de esa cultura. Es decir: tanto la práctica, juntar figuritas, como el objeto, el fútbol, son parte de esa misma cultura de masas», asegura Pablo Alabarces, escritor, sociólogo y licenciado en Letras.
El álbum oficial de Qatar 2022 es producido por la reconocida marca Panini y cada página tiene 19 figuritas: el escudo del país y los 18 jugadores. El álbum no está numerado en general sino por selección y todas las posibilidades de colección de figuritas están también en la versión digital que se encuentra en https://paninistickeralbum.fifa.com/game/flash
El valor oficial del objeto deseado es $750 y también hay una versión para fanáticos tapa dura que ronda los $3.000. Los sobres, de cinco unidades, se venden a un precio mayorista de $113 pero en los kioscos rondan los $150. Para completarlo es necesario tener 134 sobres sin ninguna figurita repetida y de los jugadores argentinos que estuvieron en el Álbum de Rusia 2018 solo 4 de 18 se repiten en el de Qatar 2022: Marcos Acuña, Nicolás Otamendi, Ángel Di María y Lionel Messi.
El boom llegó para quedarse y, ante el fervor, la unión de kiosqueros (UKRA) se quejó por la distribución luego de que se agotaran en muchísimos locales e hizo una presentación formal para exigir la exclusividad de su venta.
De la imagen a la colección
Vivimos en una sociedad organizada por imágenes desde que nació la cultura de masas y tenemos la posibilidad de reproducir imágenes. En este contexto histórico, la imagen pierde su condición aurática, es decir su carácter único y da espacio al fetichismo de la imagen: una sociedad en la que toda imagen puede ser reproducida una y otra vez.
«Hay un fetichismo por la continuidad entre el ídolo y su imagen que es propio de las religiones. Tener la imagen de los santos, o de Cristo. En la modernidad esto se continúa con la pintura para representar a los seres queridos, los reyes y los héroes de la patria. Esas imágenes se vuelven repetición y dan lugar a una industria que nos permite llevarnos a casa un Miguel Ángel de 15 centímetros o una figurita de Messi», explica Alejandro Quevedo.
El fetichismo de la imagen es un modo de darle continuidad a los ídolos: llevamos a nuestros ídolos a casa como práctica cultural, la que hay entre la persona y lo que podemos retener de ella. Un álbum de figuritas, una firma o una foto que nos permita quedarnos con algo suyo. Algo que será mostrado como trofeo, porque esas imágenes nos garantizan un vínculo preferencial con nuestros ídolos.
El vínculo preferencial es con todos. Los chicos que coleccionan no sólo quieren tener el equipo argentino: también admiran a Neymar de Brasil, a Mbappé de Francia, a jugadores colombianos y uruguayos. Tener (todos) los ídolos es un valor en sí mismo.
Otro aspecto que atraviesa el fenómeno es el del arte de coleccionar: saber ordenar, que las figuritas estén prolijamente pegadas, el álbum correctamente hecho, cada imagen en su
lugar. «Yo creo que se colecciona para los otros porque se colecciona mi arte de mostrar, mi capacidad y mi obsesión de haberlo logrado. Se colecciona para ganar un reconocimiento», reflexiona Quevedo.
«La práctica de coleccionar tiene que ver con poner un poco de orden y previsibilidad en espacios caóticos. El coleccionista quiere ser exhaustivo y previsible. La colección puede tener o no fin. En el caso de los álbumes de figuritas sí tiene fin, porque hay una cantidad limitada de figuritas. Esta fiebre del álbum del mundial la vinculo menos al coleccionismo y más al deseo de poner orden y tener ilusión. Orden e ilusión, dos cosas que la pandemia nos había destruido», reflexiona el escritor e investigador Hernán Vanoli.
La de Messi, ¿la difícil?
Un chico se filma en modo selfie cuando abre su primer paquete de figuritas. Entre esas primeras imágenes, la única e irrepetible y esperada por todos y todas: la de Lionel Messi. El video lo sube a Twitter y se vuelve viral. Millones de personas lo likean.
En un grupo de Whatsapp, una madre pide socorro porque no consigue un álbum para su hijo. Otra madre le responde y le recomienda probar con las promociones de Pedidos Ya. El delirio es generalizado y las soluciones mágicas se multiplican entre adultos que hacen lo posible para conseguir un paquete de figuritas.
«Hay una gran expectativa por este equipo, una expectativa que no había desde el Mundial de 2002 en Corea y Japón. La selección no se clasificaba tan bien desde esa época. Y además, venimos de ganar la Copa América en Brasil en 2021. Creo que eso es fundamental en esta fiebre por el álbum», agrega Vanoli.
El vínculo con los demás es otro de los puntos fundamentales: se completa un álbum en pareja o en grupo, se habla de eso, se arman postas de intercambio de figuritas los fines de semana, es tema de conversación en clases, espacios de trabajo y hasta en una clase del gimnasio.
Aparece, además, el vínculo con el juego: coleccionar figuritas es lúdico, se intercambia, se presume tener figuritas difíciles, se venden, se revenden, se ganan premios y se gana, también, reconocimiento de los pares.
«En este álbum, como en todos, habrá una figurita difícil. La figurita difícil es el gran personaje del álbum, la figurita que no completa la serie. Es un objeto de diálogo y de discusión. Y es una cuestión comercial también, porque mientras haya figuritas difíciles, la gente seguirá comprando», agrega Quevedo.
Completar el álbum
En la antesala del megaevento deportivo, las personas arman grupos de telegram y Facebook para cambiar figuritas que también se revenden en Mercado Libre con un único objetivo: completarlo.
En algunas ciudades del país, los municipios organizan lugares y postas para que las familias se encuentren y puedan intercambiar figuritas. Quien completa el álbum es la envidia de los coleccionistas. Quien lo completa, ¿es un héroe?
Las opiniones de los especialistas son diversas. «Cuando alguien completa el álbum se produce esto de entronizarlo como el héroe o el ganador. Tiene algo de reafirmación del orgullo», sugiere Quevedo.
En cambio, para Alabarces, quien completa un álbum es un buen consumidor. «El álbum requiere de un consumidor perfecto que gaste mucho dinero. La única manera de completar un álbum es gastando mucho dinero porque incluso para el cambio de figuritas hay que entrar con un gran capital», analiza.
Faltan 85 días para el Mundial de Fútbol Qatar 2022, el mayor evento de la industria cultural global de masas que se repite cada 4 años y que convocará a más de 7 mil millones de personas en el mundo que lo mirarán por televisión. Muchas de ellas, lo harán con su álbum de figuritas completo. Otras, con el objeto deseado incompleto. Algunos seguirán insistiendo hasta completarlo.