Desde Estados Unidos se viene imponiendo una moda polémica: la de tomar agua cruda, es decir, agua sin ningún proceso de potabilización. Quienes nadan en esta corriente destacan las propiedades naturales del raw water (así se llama en inglés) y hasta resaltan que su sabor es más agradable por la ausencia de aditivos industriales. Sin embargo, los especialistas consultados por Para Ti coinciden en los riesgos que conlleva tomar agua directamente desde una vertiente, un manantial o de la lluvia, y ponen en alerta a quienes quieran probar incluso medio vaso de agua.
«El agua sin tratar sanitariamente puede arrastrar restos de materiales, de excrementos de animales u otras sustancias. No todo lo natural es perfecto. Más allá de que los minerales que pueda tener sean beneficiosos, el riesgo de no estar seguros de la composición del agua es alto. No pasa nada, hasta que pasa», advierte categóricamente la licenciada en Nutrición Pilar Llanos (M. N. 0205).
En la misma línea, la doctora en Ciencias Químicas Leda Giannuzzi, profesora de Toxicología de la Universidad Nacional de La Plata, explica que «son muchos más los riesgos que los beneficios que uno puede tener con el consumo de ese tipo de agua. Alcanza con tomar un cuarto de vaso de agua con la bacteria del cólera para contagiarse la enfermedad, por ejemplo».
Esta tendencia se originó en Silicon Valley, al norte de California, donde una nueva empresa vende agua de manantial envasada sin ningún proceso de potabilización. Sale como pan caliente entre los adeptos y cada vez hay más, a pesar de que no hay existe aval científico que confirme los beneficios que dicen que posee la raw water. Es parte, tal vez, de una cultura que valora lo natural, que desconfía del sistema de potabilización e incluso que levanta la bandera de la defensa del medioambiente.
NO TAN PURAS. «El agua del manantial puede tener contaminantes químicos perjudiciales. Por ejemplo, aunque el agua de deshielo pueda ser pura al comienzo, si es parte de una vertiente en una zona montañosa donde los suelos tienen alto contenido mineral apto para la explotación minera, al escurrir toma contacto con estos materiales no beneficiosos y puede afectar la salud», afirma el ingeniero Luis Higa, director del Centro de Tecnología del Uso del Agua del Instituto Nacional del Agua.
El especialista agrega: «Si hay actividad humana aguas abajo pueden contaminarse con agroquímicos o heces de animales. Es decir, en su origen pueden ser muy puras, pero en el punto de consumo no necesariamente». Giannuzzi es aún más rotunda y aclara que «aun el agua de deshielo es riesgosa porque puede congelarse con microorganismos y cuando se descongela los va a tener en su interior». Acerca del agua de lluvia, Higa advierte que tampoco es confiable: «Si llueve en una zona industrial, a medida que va cayendo se va contaminando con los productos emanados por chimeneas de fábricas, incluso con sustancias que puedan dar origen a un cáncer en personas susceptibles».
Los riesgos más comunes son –y en esto coinciden los tres especialistas– enfermedades gastrointestinales como diarrea, vómitos y fiebre, derivados de la posible presencia de microorganismos patógenos. También está el fantasma del cólera y de la hepatitis.
TOMAR RECAUDOS. Hay un modo de adherir a esta tendencia, aunque a medias. Es decir, tomando agua de manantial, pero convirtiéndola en agua segura a través de un proceso de potabilización doméstico. «Para mí, el agua para consumo tiene que tener un proceso de potabilización, es decir, un mecanismo que la vuelva potable o con microorganismos permitidos, sin patógenos. Se puede hacer hirviendo el agua o poniéndole dos gotas de lavandina por litro», explica Gianuzzi.
En otras palabras, Higas afirma: «Si el agua tiene material particular en suspensión se puede dejar decantar ese material, tomar el agua que queda en la superficie, hervirla o agregarle una solución desinfectante, como clorito de sodio».
Está claro que el agua natural de manantial o lluvia no es inocua. Y por más que tenga la fama de ser agua en su máxima pureza, en un mundo tan contaminado como el nuestro dista bastante de serlo. En estos tiempos donde lo orgánico y lo natural se han puesto de moda bajo pretexto de ser beneficioso para la salud y el bienestar, hay que tener mucho cuidado. No siempre todo lo que se enarbola bajo la bandera de «natural» es realmente inofensivo y nos hace bien.
AGUA DE MANANTIAL. Seth Pruzansky es el fundador de la marca Tourmaline Spring, en Maine (Estados Unidos), que comercializa agua envasada directamente del manantial. Consultado por Para Ti, cuenta que desde que él nació allí siempre sonó una frase: «El agua es para Maine lo que el petróleo es para Medio Oriente».
Los manantiales estuvieron presentes a lo largo de su infancia y adolescencia y hoy constituyen su principal negocio. «Nuestra agua es purificada por la madre naturaleza a través de un proceso de miles de años que ninguna máquina hecha por el hombre es capaz de replicar», dice él con total seguridad.
-¿Cuáles son las cualidades?
-El agua de Tourmaline Spring brota de la Tierra a 46 grados en la escala Fahrenheit (7,7 grados Celsius) y tiene un balance perfecto entre minerales y electrolitos, por lo que tiene un sabor dulce y suave. En el último año y medio las ventas han subido un 500% y hoy el litro se vende a 3 dólares.
-¿Qué tiene de especial el agua de tu marca en relación con otras parecidas?
-Lamentablemente mucha gente no es capaz de diferenciar entre el agua de un arroyo y la de un manantial, natural, que brota desde capas profundas del planeta a las que el hombre nunca llegó. Este tipo de manantial es inhabitual y los que se le parecen han sido destruidos por quienes han querido extraer más agua de la que manaba naturalmente, por eso la calidad del agua no es la misma. En particular, en todos estos años nunca tuvimos una queja de las agencias reguladoras del agua local. El problema es que los medios de comunicación no han explicado la calidad del agua de Maine, por eso se nos ha metido en la misma bolsa que otras empresas que no realizan los controles estrictos que sí hacemos nosotros.
-¿Descartás todo tipo de riesgo para la salud?
-Por supuesto. En nuestro caso, dos hidrogeólogos que han estudiado cerca de 1000 manantiales alrededor del mundo han afirmado que nunca vieron ninguno como los nuestros. Es más, nos dijeron que es rarísimo que agua tan pura emerja naturalmente desde las profundidades del planeta.
FUENTE: Infobae