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El autor del tiroteo en Texas podría ser condenado a Cadena Perpetua


Dimitrios Pagourtzis, el estudiante de 17 años que ayer ingresó a su escuela de Texas vestido con una remera con la leyenda «nacido para matar» y abrió fuego contra sus compañeros, enfrenta cargos criminales por homicidio agravado y asalto agravado y podría ser condenado a cadena perpetua.

Pagourtzis está detenido sin fianza en una cárcel del condado de Galveston, en Texas, tras haber matado a 10 personas y causado heridas a 10 más, a primera hora de ayer, en uno de los últimos días del ciclo lectivo.

Sólo habían pasado 22 minutos del inicio de las clases cuando los estudiantes de la escuela secundaria de Santa Fe, un pueblo semi rural ubicado a pocos kilómetros de la ciudad de Houston, comenzaron a escuchar las alarmas.

Todos creyeron que se trataba de un ensayo de incendios. Hasta que los docentes encendieron las alertas: «Corran, corran, son disparos».

«Mi amigo Ryan y yo nos tiramos al piso para refugiarnos», contó una joven testigo a la cadena de noticias CNN y estalló en llanto: «Fue ahí cuando la llamé a mi mamá porque pensé que iba a tener un ataque de asma».

Otro testigo relató una historia similar: escucharon la alarma y creyeron que se trataba de un ensayo de incendio. «Los profesores nos decían que nos alejáramos porque no sabían que pasaba y luego escuchamos tres disparos».

«El señor Vaghn dijo que corramos y yo la agarré a mi amiga y salimos corriendo hacia los árboles. Desde allí la llamé a mi mamá y luego escuché más disparos. Salté el cerco y corrí hacia el lavadero de autos», relató otro testigo a la CNN.

«Una chica que parecía haber sido herida en una rodilla corría hacia nosotros», agregó.

Los que no salieron corriendo de las aulas optaron por encerrarse en sus salones y apilar sillas para bloquear las puertas. No sabían con precisión qué estaba ocurriendo, pero el sonido que escuchaban era de disparos.

Los oficiales que ingresaron a la escuela poco después de iniciado el tiroteo encontraron las primeras escenas del terror en uno de los salones, en el que yacían los tres primeros cuerpos.

Tras media hora de incertidumbre, Pagourtzis salió de un aula y se entregó a las autoridades tras admitir que le había perdonado la vida a los estudiantes que le caían bien. Lo hizo para que pudieran contar la historia, aseguró.

Algunos testigos presenciales contaron que el atacante vestía una remera negra con la leyenda «Born to Kill» (Nacido para matar), la misma que apareció en fotos colgadas en su página de Facebook dos semanas atrás.

Ese mismo día publicó varias imágenes de una campera con símbolos nazis, comunistas, fascistas y religiosos.

Pagourtzis empezó a estudiar en la escuela de Santa Fe en agosto de 2015 e integró el equipo de fútbol local en 2016. Le faltaba un año para terminar la secundaria y, según su Facebook, planeaba integrarse al Cuerpo de Marina en 2019, aunque el cuerpo militar no tiene registros de que el joven quisiera reclutarse.

Ayer, el gobernador de Texas Greg Abbot, reveló algunos detalles del ataque. Dijo que que además de las armas, pertenecientes al padre del atacante, había explosivos tipo bomba molotov y otros fabricados con ollas a presión dentro de la escuela. Poco después se supo que eran cuatro explosivos y que además había otros colocados en las inmediaciones del edificio.

Las autoridades allanaron dos viviendas cercanas para intentar encontrar más pistas sobre el caso y detuvieron a otro joven, que también se cree que es alumno del centro educativo, por presunta complicidad con el autor del ataque, según un agente citado por CNN.

También se conoció que el atacante intentó quitarse la vida, pero los oficiales se lo impidieron y terminó por entregarse ante las autoridades.

Una testigo citada por el diario The Washington Post, contó que antes de entregarse, Pagourtzis hirió a un oficial que intentaba iniciar un diálogo con él.

«Si me entrego no me disparen», dijo el atacante, según el relato de la testigo citada por el Post. El ataque de ayer es el número 23 del año en un centro educativo, lo que equivale a algo más de uno por semana. «Esto no puede seguir pasando», subrayó Abbot, y anunció que la semana próxima se instalará una mesa de discusión sobre el tema de los ataques armados en las escuelas.

Las palabras del gobernador se suman a las pronunciadas por las autoridades cada vez que un nuevo ataque pone en jaque la segunda enmienda de la constitución de Estados Unidos, que garantiza el derecho de los ciudadanos a portar armas.

Sin embargo, raras veces se han traducido en acciones concretas, más allá de polémicas propuestas para armar a los profesores para que se defiendan o acciones insignificantes para las dimensiones del problema.

Se trata del tercer tiroteo escolar en los últimos siete días. Además, es la segunda masacre en Texas en menos de seis meses, luego de la ocurrida en una iglesia de Sunderland, en noviembre pasado, que dejó 26 muertos.