Espectáculos

Crítica

El Ángel de la muerte


Por Santiago Fiszbein

Finalmente llegó la tan esperada versión cinematográfica de unos de los asesinos en serie más peligrosos que tuvo el país. En esta ocasión fue retratado bajo la especial mirada del director Luis Ortega.

La historia se centra en 1971, Carlitos (Lorenzo Ferro) es un adolescente de 17 años cuya particularidad es entrar en casas ajenas y robar por diversión. Su vida cambia cuando conoce a Ramón (Chino Darín) e inician una vida delictiva que los lleva a cometer robos y asesinatos. A medida que avanza la historia, el joven se vuelve más intenso en su carrera criminal.

La vida criminal de Carlos Eduardo Robledo Puch cautivó al país en los inicios de los años setenta, debido a la brutalidad de sus actos. Pero esta oportunidad Ortega se toma sus licencias, como lo hizo en Historia de un Clan, para retratar la vida de Carlitos.

El director se basa más en la persona que su vida delictiva convirtiéndolo en un ser carismático, cuyo objetivo es vivir la vida y sin preocupaciones roba por placer.

Lorenzo Ferro compone a este personaje con gran maestría y entrega total. Eso lo hizo querible y creíble, es una interpretación que quedará grabada en la retina de los espectadores. Transmite muchas sensaciones con sus gestos y acciones, realmente impecable.

Ramón Peralta, el personaje que compone Chino Darín, cumple como su socio en el crimen y en los sentimientos. Daniel Fanego también se lleva los aplausos siendo el mentor de Carlitos.

Lo elogiable de la pieza es que también lo acompaña una banda de sonido espectacular y acorde a la época en la que no podía faltar Palito Ortega con dos canciones, una de su propia autoría y la otra un cover de “The house of the Rising Sun”que es brillante.

Pero lo que resume a todo esto y lo describe a la perfección es la canción de La Joven Guardia, El extraño de pelo largo.

Calificación: Muy buena.