Opinión

El alquiler temporario, la usura silenciosa


Por Fernando Muñoz (*)

Con más de un 30% del mercado de alquileres de vivienda destinados a alquiler temporario, los inquilinos e inquilinas de la ciudad miramos asombrados la carrera por la mayor ganancia por metro cuadrado.
Un microambiente a 10.000 pesos, contratos ilegales de seis meses, depósitos de garantía delirantes, avisos de un ambiente a 13.000 pesos «solo por un año».
El ingreso de turistas, profesionales y estudiantes universitarios, trabajadores en busca de empleo, potencia un mercado paralelo de viviendas especulativas que exprimen los ahorros de miles de inquilinos que entregan comisiones, depósitos y alquileres totalmente desregulados, monumento al abuso y la ilegalidad.
El alquiler de corta duración multiplica por dos o tres la renta del propietario, pero sobre todo es un indexador más de un mercado que solamente se detiene cuando los inquilinos no contamos con ingresos para seguir alquilando.
Dispuestos a exprimir el metro cuadrado de ganancia neta, el mercado inmobiliario ofrece también innumerables dormitorios compartidos en departamentos convencionales, que multiplican cinco o seis veces el valor verdadero de las unidades. Numerosas y numerosos jóvenes se amontonan sin conocimiento previo, pagando 4.000 pesos por persona.
Los consorcistas deben saber que el alquiler de vivienda no puede ser menor a dos años (Código Civil y Comercial) para exigir a los administradores que no autoricen negocios ilegales.
El Estado debe observar, controlar y sancionar a esta actividad ilegal y evasiva de impuestos locales y nacionales.
Los que estamos comprometidos con el ejercicio de derechos básicos de los inquilinos e inquilinas, debemos aportar información para que de una vez por todas se termine con la discriminación al momento de alquilar. Madres a cargo del hogar que pagan sobreprecios por tener hijos e inquilinos sin garantía propietaria, terminan alquilando en habitaciones compartidas, hoteles familiares o departamentos temporales.
Las páginas que ofrecen semejante forma de vivir pagando precios internacionales, son públicas, están a la vista de todo el mundo, y solo basta con buscar «alquiler temporario» o «habitación compartida» para saber que en Buenos Aires se festeja el día de los inocentes 365 veces al año.
Hay que cortar la cadena de negocios con la vivienda, desmedidos y desproporcionados, abusivos y salvajes, porque agrava las condiciones de vida cotidiana de un millón de personas en la Ciudad.

(*) Director Centro de Atención a Inquilinos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.