Info General

El Albert Einstein argentino que más sabe sobre el origen del Universo


Se llama Juan Maldacena. Su trabajo, la Teoría M, es el más citado en el mundo después de la teoría de la relatividad

Se llama Juan Maldacena. Su trabajo, la Teoría M, es el más citado en el mundo después de la teoría de la relatividad

Foto: CEDOC

El físico argentino Juan Martín Maldacena tiene 51 años. Nació el 10 de septiembre de 1968 en el barrio porteño de Caballito y estuvo en distintos momentos en la tapa de los diarios más importantes del mundo, por ejemplo, cuando ganó el Yuri Milner, un premio a las investigaciones sobre física que otorga tres millones de dólares. El premio Nobel otorga apenas un millón cien mil dólares, alrededor de 9 millones de coronas suecas. Maldacena fue distinguido en octubre de 2019 como Doctor Honoris Causa de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Su padre, Luis Maldacena, fabricaba y arreglaba ascensores en los años 70. Así fue como le transmitió a Juan el misterio por saber cómo funcionan las cosas. Con sus cortos 12 años ya armaba estructuras complejas a partir de Rastis.

Ya en 1997, con 29 años, había terminado la primaria en el colegio La Salle, el secundario en el Liceo Militar San Martín y había egresado del Instituto Balseiro como licenciado en Física. Para ese año ya vivía en Estados Unidos, estudió y se egresó de las universidades de Princenton y Harvard. Lápiz y papel en mano mezcló el agua y el aceite: relacionó la teoría cuántica y la teoría de la relatividad desarrollada por Albert Einstein para crear la ingeniosa Conjetura de Maldacena o Teoría M.

Maldacena es el creador de una teoría revolucionaria que lo convirtió en el niño mimado de la física moderna y en uno de los científicos más populares del planeta. Muchas publicaciones científicas incluso se preguntan si el mundo no está ante la presencia de un nuevo Albert Einstein.

De hecho Maldacena corrigió a Einstein: su teoría falla en algunas regiones. Así lo explicó a La Nación hace unos años: “Cuando se produce un agujero negro, el espacio-tiempo colapsa dentro, se produce una especie de lo opuesto al Big Bang, un big crash, donde se comprime todo. Ahí, en esa región del tiempo, la teoría de Einstein no es válida, predice resultados que no tienen sentido”.

Es que precisamente, su gran descubrimiento tiene que ver con ese emblema universal del conocimiento que fue Einstein. El físico formuló una nueva teoría que explica mejor cómo está formado y cómo funciona el universo.

La Conjetura de Maldacena -así la llaman y es el trabajo más citado en el mundo, después del de Einstein- unió lo irreconciliable hasta entonces. Con la Teoría de las Cuerdas unificó la mecánica cuántica, cuándo describe partículas muy pequeñas: los átomos y cosas más pequeñas que los átomos y la teoría moderna de la gravedad que explica los planetas, las galaxias, el universo.

Un intento de explicar con palabras sencillas su teoría, Maldacena relacionó y unificó la “Teoría de la Relatividad”, que describe el funcionamiento de objetos tan grandes como estrellas, galaxias o el propio universo, con la teoría de la mecánica cuántica que analiza el comportamiento de los mundos infinitesimales, como los electrones o los Quarks.

Hoy en día pasa sus días entre Harvard y Princeton, en la cumbre de la excelencia educativa. No solo eso, sino que se convirtió en el profesor vitalicio más joven de la historia de Harvard.

Es a su vez en la actualidad profesor en la Escuela de Ciencias Naturales del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, el mismo en el que trabajó y murió Einstein. En una reciente entrevista a Clarín en el marco de su última visita a la Argentina para recibir el título de ‘Doctor Honoris Causa de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA’ donde ofreció a los alumnos y expertos en la materia una conferencia sobre agujeros negros y entrelazamiento cuántico; al ser consultado respecto a por qué le gustaría recibir el Premio Nobel afirmó: “por algún descubrimiento que haga en el futuro”.

A sus 30 años, el científico recibió en Budapest uno de los mayores reconocimientos que existen en el campo de la ciencia: la Medalla Lorentz. Al recibir este prestigioso reconocimiento otorgado por la Academia de Ciencias de Holanda cada cuatro años y -en algunos casos este galardón resulta ser un trampolín para el Premio Nobel- Maldacena se limitó a decir: “No lo esperaba y me causó alegría. Es también un reconocimiento a la ciencia argentina”.