Info General
Informes CLG
Noticias que importan
Sentite Mejor

El accidente cerebrovascular sorprende «de un segundo a otro»


CLG dialogó con especialistas en el marco del Día Mundial del ACV. Cómo actuar ante esta emergencia, qué cuidados aplicar y un reclamo histórico: tomar conciencia para la prevención

Cada 29 de octubre tiene lugar la conmemoración del Día Mundial del ACV, que invita a concientizar respecto al accidente cerebrovascular (ACV). Este día remarca lo esencial de identificarlo lo más rápido posible y establecer el tratamiento más adecuado para el paciente y prevenir posibles secuelas.

Es importante destacar que el 90% de los ACV están asociados a factores de riesgo modificables como el sobrepeso u obesidad, el sedentarismo, el consumo de tabaco, alcohol, la hipertensión o diabetes.

A partir de que se produce este accidente cerebrovascular, es fundamental acudir a una guardia médica inmediatamente. En el caso de un vaso obstruido, tenemos hasta 3 horas para recibir un tratamiento eficaz (en ciertas condiciones puede ser hasta 4 horas y media).

«El ACV en una enfermedad neurológica que se produce cuando hay una alteración abrupta del flujo sanguíneo cerebral», explicó a CLG Virginia Pujol Lereis, neuróloga y subjefa del Centro Integral de Neurología Vascular del Instituto Fleni de Buenos Aires.

Hábitos para reducir el riesgo de padecer un ACV

En este sentido, la especialista explicó que existen dos tipos: el infarto cerebral (que es el más frecuente y abarca un 80% de los casos) y el hemorrágico. En el primero la arteria que va al cerebro se obstruye y por lo tanto deja de enviar sangre correctamente; en el segundo la arteria se rompe y sangra.

Al ocurrir estos episodios, detalló Pujol Lereis, «las neuronas, que son las grandes células del cerebro, sienten la falta en el flujo sanguíneo y comienzan a fallar, de persistir eso muere y derivan a las secuelas del ACV».

La neuróloga lamentó que no haya síntomas previos sino que «es de un segundo a otro que la arteria falla», sin embargo indicó que hay un montón de actitudes, costumbres y hábitos que se pueden tomar para prevenirlos como controlar la presión arterial, dejar de fumar, controlar la diabetes y el colesterol, hacer ejercicios, bajar de peso, evitar la vida sedentaria, cambiar nuestra dieta y visitar frecuentemente a un cardiólogo y justificó estos pasos debido a que no podemos modificar la genética ni evitar el paso del tiempo: «A mayor edad, más riesgo», simplificó. Sobre este punto agregó que estas prácticas, además de cuidarnos ante un ACV, previenen «otra futura patología como la demencia».

Si bien las señales del ACV pueden ser muy notorias como problemas en el área motor o en la comunicación del paciente, hay síntomas menores y que muchas veces pasan desapercibidos por las personas por pereza a ser tratados. «Muchas veces nos encontramos con tomografías donde vemos daños en el cerebro, y esto hace que una persona pase a ser de riesgo», reveló.

En este sentido acompañó Christian Calvo, neurólogo y director del Centro de Neurología de Rosario, que llamó a realizar la prueba Fast, implementada en los centros clínicos estadounidenses. En caso de que este test falle, el doctor recomendó «pedir la derivación de una guardia institucional grande, porque no todos los sanatorios tienen un área de hemodinamia».

«Se trata que no sea mayor a 30 minutos la primera asistencia médica. Podemos tratar pacientes dentro de las 3 horas y hasta un poco más», contó el médico rosarino que instó a la rápida atención de especialistas. En esta misma línea se paró Pujol Lereis y amplió: «No hay nada que podamos hacer en el domicilio. Nos tenemos que trasladar rápidamente a un hospital».

Entre otras recomendaciones, Virginia dejó claro que no se debe intentar bajar la presión arterial (que tiende a subir en momentos del ACV) y hay que evitar medicarse porque «se podría generar aún más daño».

Christian Calvo, ante CLG, sostuvo que lo principal es «concientizar» y que es «más profundo que sólo informar».

«Esto significa que tenemos que producir una información recurrente en toda la sociedad para que se incorpore en nuestras alertas algunos de los síntomas del ACV», aseveró. Para ejemplificar su pedido se remontó a los años 90 donde las campañas para concientizar sobre los ataques cardíacos: «Hoy nadie duda que si le duele el pecho tiene que salir corriendo al cardiólogo o a un hospital». Otro ejemplo que remarcó fue la fuerte campaña anual en Rosario para prevenir el dengue.

Exigió, en concordancia, un proceso similar para el ACV y destacó que los 29 de octubre son el «pretexto para no olvidarnos que tenemos que ejercer este nivel de conciencia social» sobre esta emergencia médica. «Hay que generar más campañas. Las que hay son generadas por médicos, muy pocas por medios gubernamentales y no son sostenidas en el tiempo», añadió Calvo y sostuvo: «Si le preguntás a mucha gente, yo creo que saben cuáles son los síntomas, pero aún no le generan ese nivel de alerta. Todavía estamos a medio camino».

Siguiendo con esta idea dijo que «por desgracia» las estadísticas en Rosario están lejos de cumplir con la media de la primera atención médica de un ACV a los 30 minutos «a pesar de que somos una ciudad geográficamente ideal porque somos pequeña con grandes vías, con sanatorios y hospitales dentro de la misma».

El médico especialista del Centro de Neurología de Rosario señaló que son «cuestiones de estrategias» las que faltan y que si bien «hay herramientas» aún faltan detalles para mejorar la atención.

Por último, Pujol Lereis resaltó que en Argentina, por año, hay entre 40 mil y 50 mil ACV nuevos, es decir un 2% de la población adulta. «Estás cifras son muy parecidas al nivel mundial», contó la subjefa del Centro Integral de Neurología Vascular del Instituto Fleni y además reveló que «hace varios años» hay un trabajo mancomunado entre diferentes instituciones y sociedades científicas para mejorar la prevención y el tratamiento agudo de esta. «En Latinoamérica hay una deuda con la prevención y el tratamiento, pero en los últimos años hay mucho apoyo para mejorar esto», concluyó.