El doctor Ernesto Beruti, jefe de Obstetricia del Hospital Universitario Austral, fue uno de los referentes pro vida que se expresó en Diputados, a raíz de los debates por la legalización del aborto. Allí, manifestó la necesidad de hablar con las cifras reales de la mortalidad materna difundidas por el Ministerio de Salud de la Nación.
En el marco de las exposiciones sobre la legalización del aborto, que se efectuaron hoy en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados, el jefe del servicio de Obstetricia del Hospital Universitario Austral, Dr. Ernesto Beruti, instó a los funcionarios a tener en cuenta los número que se discuten en el ámbito público.
«El gobierno pidió un debate serio, maduro y responsable y no se puede comenzar un debate serio en este tema si no contamos con cifras lo más veraces posibles. Las cifras dan una dimensión real del problema y si son ciertas, permiten asignar prioridades y diagramar las políticas sanitarias más adecuadas que van a mejorar la salud de la población», afirmó el Dr. Beruti.
«Todos los años el Ministerio de Salud de la Nación publica las estadísticas vitales al igual que lo hacen la mayoría de los países del mundo. En la Argentina los últimos datos publicados son de 2016, y establecen que las defunciones femeninas fueron 171.408: aproximadamente un 30% murieron por causas cardiovasculares, un 20% por enfermedades respiratorias, un 18% por tumores malignos y un 0,14% (que totalizan 245 mujeres) murieron por causas relacionadas con el embarazo, el parto y el puerperio. Las 245 mujeres que murieron por estas causas, representan una tasa de mortalidad materna de 34 cada 100.000 nacidos vivos», detalló el jefe de Obstetricia del Hospital de la Universidad Austral.
Al respecto de si el aborto constituye la primera causa de muerte materna en Argentina, el Dr. Beruti sostuvo: «De acuerdo a las cifras del Ministerio de Salud, el aborto es la tercera causa de muerte materna. En 2016 se murieron 43 mujeres por embarazo terminado en aborto, pero sólo 12 murieron por aborto espontáneo, por lo que hay que descontarlas de esas 43. Entonces la cantidad de muertes maternas por esta causa en 2016 fue de 31 y si observamos la tabla del ministerio de salud (de las 245 muertes maternas que hubo en 2016), 41 se murieron por infecciones, 34 por trastornos hipertensivos y 31 por aborto lo que ubica a esta causa en el tercer lugar participando con un 12,6% del total de muertes maternas».
El ejemplo de Chile
Durante su exposición, el jefe del servicio de Obstetricia del Hospital Universitario Austral recordó una investigación realizada en Chile por el Dr. Elard Koch, eminente investigador chileno, epidemiólogo y director del Melisa Institute; y lo calificó como uno de los estudios «más importantes que demuestran que la legalización del aborto no tiene relación con la disminución de la mortalidad materna».
«El Dr. Koch demostró, a través del estudio de las estadísticas vitales en Chile durante un período que abarca 50 años (1957-2007), que la prohibición del aborto en Chile no incrementó la mortalidad materna. La mortalidad materna en Chile disminuyó desde 1957 a 2007 un 93,7%, casi un 94%. Y la probabilidad que muera por aborto hoy una mujer en Chile es de 1 en 2 millones», explicó el Dr Beruti.
Al mismo tiempo, hizo un repaso por las estrategias exitosas implementadas para disminuir la mortalidad materna tanto en Chile como en diferentes países de Latinoamérica: Aumento en el nivel de educación de la mujer, nutrición complementaria para mujeres embarazadas y sus hijos, acceso universal a servicios de salud materna de calidad, mejoras en el sistema sanitario -lo que permite disminuir las infecciones puerperales- y otras variables sociales -apoyo psicológico, social, laboral y económico-.
«Una evidencia abrumadora»
Al concluir su ponencia, el doctor Beruti hizo un pequeño pero significativo repaso de su carrera de más de 35 años como médico obstetra. «Desde 1988 llevo asistidos más de 5.700 partos. He tenido el privilegio de poder compartir con familias argentinas uno de los momentos más felices de sus vidas como es el nacimiento de sus hijos y he asistido también a muchas mujeres que por distintas causas han perdido espontáneamente su embarazo», manifestó.
«Tuve en mis manos, cientos de veces, embriones de todas las edades gestacionales. Y en cada caso he podido comprobar sin la menor duda que se trataba de seres humanos en desarrollo. La evidencia es tan abrumadora y contundente que les puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que si cualquiera de ustedes hubiera visto lo que yo vi, no dudaría un instante en reconocer a un ser humano en miniatura», finalizó el jefe del servicio de Obstetricia del Hospital Austral.