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El 70% de las enfermedades emergentes en el mundo provienen de animales


Los especialistas aseguran que factores tales como, el cambio climático, la producción intensiva de ganado y el uso de antibióticos veterinarios, provocaron que las enfermedades emergentes en los últimos 50 años sean de origen animal

Por Natalia Concina/ Télam 

Entre el 60 y 70 por ciento de las enfermedades emergentes en el mundo en los últimos 50 años son de origen animal, lo que alerta sobre como prevenir las causas de los saltos de agentes patógenos vinculados a la producción intensiva de ganado -que favorece el surgimiento y la reproducción de virus y bacterias-, y pone en foco los movimientos demográficos y el cambio climático, dijeron especialistas en las vísperas del Día Mundial de las Zoonosis.

«La zoonosis son enfermedades infecciosas que habitualmente en la naturaleza tienen como reservorios a animales y se transmiten entre animales y que secundariamente pueden transmitirse a los seres humanos», explicó a Télam el médico infectólogo Tomás Orduna, exjefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero del Hospital Muñiz.

El concepto de que los reservorios de esos agentes microbianos están en los animales «es muy importante porque a la hora de pensar qué podemos hacer para disminuir el impacto de las enfermedades zoonóticas en los humanos, tenemos que tener en nuestra cabeza que esos agentes infecciosos siempre van a circular en la naturaleza; entonces hay que hacer cosas genéricas para evitar tomar contacto con esos patógenos».

A modo de ejemplo, el especialista mencionó acciones como evitar que piquen mosquitos «que transmiten virosis zoonóticas y tener antibióticos o respuestas ante enfermedades zoonóticas para evitar la transmisión luego entre personas».

En relación a la prevalencia de estas enfermedades, Orduna aseguró que «en los últimos 50 años entre el 60 y 70 por ciento de todas las enfermedades emergentes en el mundo desde el punto de vista infeccioso son de origen zoonótico», algunas de la cuales provocaron graves crisis sanitarias como la de un tipo de influenza que causó la conocida como gripe porcina y el propio SARS-CoV-2 (causante de Covid).

Desde Bogotá, el zootecnista Ricardo Mora, integrante de la Organización Mundial para la Protección de los Animales (World Animal Protection), señaló a Télam que «efectivamente las zoonosis han aumentado en estos últimos años como consecuencia de tres factores».

«Por un lado el cambio climática está haciendo que los microorganismos patógenos (que causan enfermedades) lleguen a lugares donde antes no llegaban. Esto quiere decir que parásitos o bacterias que eran propias de lugares más cálidos, ahora están avanzando en lugares que eran históricamente más fríos por el aumento de las temperaturas», sostuvo.

En segundo lugar, Mora mencionó «la producción intensiva de ganado. Esta forma de producción demanda mucho recursos natural y los animales se encuentran hacinados, lo que hace que las infecciones se estén saliendo de control».

«El tercer punto es que el intercambio de producción se expande constantemente, entonces hay una contaminación global de los insumos; la soja que crece en Brasil puede estar contaminada con bacterias multirresistentes que son consumidas por animales en China, y así llegan al otro punto extremo del mapa», describió.

En este contexto, el especialista alertó sobre el vínculo entre el uso de antibióticos en la producción ganadera y el surgimiento de microorganismos (virus, bacterias y hongos) resistentes a la medicación.

«En la producción animal se utilizan 131 mil toneladas de antibióticos al año, lo que representa el 70% de los antibióticos de uso general; la mayoría como promotor de crecimiento», dijo.

A mayor intensificación de la producción se utilizan cada vez más antibióticos como promotores de crecimiento. «Esto quiere decir que aunque no exista enfermedad al animal se le dan antibióticos para dos cosas: evitar que se enfermen y engordarlos», describió.

Para Mora, «esto que suena como algo positivo -evitar que los animales se enfermen- es muy negativo porque, por un lado, esos antibióticos llegan al consumo humanos por vía directa o indirecta; pero además al estar suministrando dosis de medicamentos en forma constante, las bacterias generan resistencia; entonces, cuando el animal se enferme ya no va a tener medicamento que sirva».

El zootecnista describió que «a la vez esas bacterias multirresistentes pueden pasar a los humanos y éstos pueden no tener respuesta frente a una infección aunque jamás hayan tomado antibióticos; en esto tenemos un caso muy claro con un medicamento que se usa como promotor de crecimiento en el ganado, la colistina, que en humanos se utiliza para hacer frente a bacterias resistentes, es decir de último recurso; esto implica que esas bacterias ya no van a tener ningún recurso para atacarlas».

En el mismo sentido, la médica infectóloga Wanda Cornistein, especialista en resistencia antimicrobiana e integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), indicó que «la industria ganadera utiliza antibiótico para múltiples usos y en toneladas y los animales que reciben esos medicamentos pueden generar microorganismos resistentes que a su vez los ingerimos en nuestras comidas».

En este contexto, señaló que la reciente pandemia por Covid «nos dejó como enseñanza que todo está conectado; la salud animal, del ambiente y la humana es una sola».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) designó al 6 de julio como el Día Mundial de las Zoonosis, en conmemoración con lo ocurrido en 1885 cuando el científico Louis Pasteur aplicó en Francia la primera vacuna antirrábica a un niño de 9 años que había sido mordido por un perro infectado por rabia.

Pero hay otras enfermedades de origen zoonótico causadas por parásitos (como el Echinococcus granulosus que provoca hidatidosis); por bacterias (como la leptospira interrogans que provoca leptospirosis o la brucella abortus que causa brucelosis), y por virus (como la fiebre amarilla o el hantavirus).

Estos microorganismos patógenos pueden ser transmitidos de los animales las personas por contagio directo con el animal enfermo, a través de algún fluido corporal como orina o saliva, o mediante la presencia de un intermediario como los mosquitos u otros insectos.

También pueden ser contraídas por consumo de alimentos de origen animal que no cuentan con los controles sanitarios correspondientes, o por consumo de frutas y verduras crudas mal lavadas.