"La pandemia puso en manifiesto que los estereotipos de género ponen a la población femenina en la ocupación de las labores del hogar y cuidados", manifestó la presidenta de OPEV
Un 66% de las mujeres en Ecuador quedó fuera del mercado laboral durante la crisis generada por la pandemia de coronavirus, que puso en juego la autonomía económica de las mujeres y dejó en manifiesto los estereotipos de género, según el primer estudio sobre la pandemia y la situación laboral de las mujeres publicado por la Organización y Promoción de la Economía Violeta (OPEV).
En concreto, mientras que un 48% de mujeres de Ecuador perdió su trabajo durante la pandemia de la Covid-19, el 18% debió renunciar por miedo a contagiarse del virus o para asumir la responsabilidad del cuidado de su familia ante la crisis sanitaria. Los números se sostienen incluso después del confinamiento y, según el estudio de la campaña Data For Equality que OPEV realizó en julio pasado a 600 ecuatorianas, mientras que un 48% continúa sin trabajo y 18% se quedó sin trabajo por despido o renuncia.
Según la encuesta, hay un 73% de las mujeres que ahora, tras quedarse sin empleo, su esposo o pareja se hace cargo de los gastos, un 46% que intenta trabajar con un emprendimiento, un 27% que busca trabajo y 26% que ahora se dedica exclusivamente a las labores del hogar.
Si se analizan los motivos de renuncias, más de la mitad, un 51%, dimitió por miedo a contagiarse, mientras que un 26% lo hizo para cuidar a familiares menores o adultos mayores; el resto se dividió entre la disminución del sueldo, un 7%; aumento de la carga laboral, un 5%; y confinamiento o restricción en movilidad, un 5%.
Esta situación de desempleo no solo implica la perdida del sustento económico durante un momento excepcional de pandemia, sino que puede generar que a futuro sea más difícil que una mujer que perdió su trabajo sea nuevamente contratada.
“Las mujeres que en una crisis dejan de trabajar posteriormente es más complicado acceder a puestos de trabajo, a oportunidades de desarrollo profesional, incluso no les pueden llegar a pagar lo que ganaban antes de la pérdida, puede tardar muchos años para esta recuperación”, precisó la presidenta de OPEV, María José Zambrano, citada por el diario El Universo.
En relación al 35% de las mujeres que mantuvo su trabajo durante la pandemia, un 33% tuvo un aumento de la carga laboral, para el 21% disminuyó y el 47 % no tuvo cambios.
Un dato que se mantuvo inalterable fue que nueve de cada 10 realizaron actividades domésticas antes, durante y después del confinamiento; en tanto, una de cada 19 solicitó licencia para tener tiempo para las tareas del hogar y dos de cada 10 utilizaron sus vacaciones con ese propósito.
Una transformación que trajo sí aparejado la pandemia de coronavirus fue en la dinámica de trabajo, mientras que previo a la pandemia el 77% de ellas trabajaba solo fuera de casa, durante el confinamiento bajaron al 36% y ahora están en el 47%, y la modalidad híbrida, que actualmente se ubica en el 8%, mostró un incremento de horas trabajadas, de ocho a diez.
“Ya año y medio después de la pandemia los datos nos han brindado evidencia clara de que los impactos de la crisis originada por la Covid ponen en juego la autonomía económica de las mujeres, la calidad de vida por la carga excesiva del tiempo total de trabajo remunerado o no remunerado, el pleno goce de sus derechos y se profundiza una realidad que aún no estamos dispuestos a modificar, en la actualidad la conciliación es casi inexistente», explicó Zambrano.
«La pandemia puso en manifiesto que los estereotipos de género ponen a la población femenina en la ocupación de las labores del hogar y cuidados, donde las actividades domésticas y cotidianas, como la limpieza del hogar o la cocina, siguen siendo la tarea exclusiva de mujeres, alejándonos también de las oportunidades de desarrollo profesional y generando mayor vulnerabilidad”, detalló.