El Día de la Independencia de la República Argentina se celebra todos los 9 de julio de cada año, teniendo su origen en la conmemoración de la firma de la Declaración de independencia realizada el martes 9 de julio de 1816 en la casa de Francisca Bazán de Laguna, en Tucumán, luego declarada en 1941 Monumento histórico nacional.
Hace 207 años, un grupo de representantes de las Provincias Unidas confirmó en esa declaración su intención de poner fin a siglos de dominio colonial español.
La Declaración de la Independencia fue un acto soberano y colectivo llevado a cabo en el histórico Congreso de Tucumán que reunió a diputados que sesionaron durante meses para proyectar una nueva nación y trazar los primeros lineamientos de lo que luego sería la República Argentina.
La presión de San Martín
Una vez que llegaron los congresales y se dio inicio al Congreso el 24 de marzo de 1816, los primeros temas que se trataron fueron: los recursos para el ejército Libertador, la acuñación de una nueva moneda, demarcación de límite provincial y la organización de las fuerzas.
En mayo se designó con la máxima magistratura mayor de las provincias a Juan Martín de Pueyrredón, para entender y apoyar a las demandas de San Martín y su empresa libertadora.
San Martín presionaba, desde enero en la correspondencia que le envía a su amigo Tomás Godoy Cruz, diputado por Mendoza, argumentando que en la base de toda acción de gobierno se necesitaba la declaración de la Independencia.
Trabajó por la unidad nacional como base de la independencia política con la cual buscaba respaldarse para reconquistar Chile y trabajar por la libertad de América.
La pregunta de Laprida y el Acta de Emancipación
El 9 de Julio de 1816, tras nueve horas de debate el presidente de aquel momento, Narciso Francisco Laprida realiza la memorable pregunta: «Queréis que las provincias de la Unión sean una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli».
Todos los diputados contestaron afirmativamente. De inmediato, se labró el Acta de la Emancipación que desde el punto de vista político fue el paso previo y necesario para llevar a cabo la ofensiva militar a otras regiones, concretada en la magna empresa de San Martín.
La Declaración fue en todo tiempo observada como la base constitutiva de las provincias rioplatenses, pese a que no concurrieron al Congreso diputados del Litoral, la Banda Oriental, Santa Fe y Paraguay.
El contexto histórico
El contexto internacional era complejo: España se había liberado de los franceses, el rey Fernando VII había vuelto al trono y se predisponía a recuperar los territorios americanos que estaban en manos de los revolucionarios.
El ejército realista había comenzado a avanzar por toda la región derrotando a una parte de los movimientos independentistas americanos.
Ante esa situación, las Provincias Unidas se juntaron para decidir qué hacer frente al peligro realista. El Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica se reunió en San Miguel de Tucumán para limar asperezas entre Buenos Aires y las provincias, pues sus relaciones estaban deterioradas.
El Congreso
Cada provincia eligió un diputado cada 15.000 habitantes y las sesiones del Congreso se iniciaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados de los 34 elegidos.
Finalmente, y después de arduas discusiones, el 9 de julio de 1816 los representantes firmaron la declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli” y “de toda otra dominación extranjera”.
De este modo, después del proceso político iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se asumió por primera vez una manifiesta voluntad de emancipación.
La Casa Histórica de la Independencia
La casa histórica de Tucumán se construyó en 1760 y pertenecía a una importante familia local, la de Francisca Bazán, esposa de Miguel Laguna. Era una casa con varias habitaciones, patios que las conectaban y su único ornamento eran unas columnas salomónicas ubicadas a los costados de la puerta principal.
Después de ser sede del Congreso donde se declaró la Independencia, fue alquilada para la imprenta del ejército, el servicio de Telégrafo y el Juzgado Federal. En 1869, el fotógrafo Ángel Paganelli, que visitaba San Miguel de Tucumán, registró el deterioro del edificio para llamar la atención de las autoridades.
En 1904, el gobierno la restauró pero debido a su pésimo estado tuvo que demoler gran parte de la vieja casa y la única parte que fue salvada fue el Salón de la Jura de la Independencia. La reconstrucción intentó ajustarse al máximo en cada detalle del edificio original utilizando, incluso, los mismos tipos de ladrillos, tejas y baldosas.
En 1941 fue declarada monumento histórico. Actualmente funciona como museo y es centro tradicional de los festejos por la Declaración de la Independencia.
Cada día 9, el Liceo Militar General Aráoz de Lamadrid realiza el relevo de guardia en el Museo de la Casa Histórica de la Independencia.
Con la intención de resaltar las tradiciones, los soldados del Liceo Militar, con el uniforme del Regimiento de Infantería de Montaña 10 y acompañados por la Banda Militar Sargento Primero Pedro Bustamante del Instituto, realizan esta ceremonia.
Los Diputados
Los 29 diputados del Congreso de Tucumán que suscribieron el acta de Independencia declarada por el Congreso de las Provincias Unidas en Sud América fueron:
• Presidente: Francisco Narciso de Laprida, diputado por San Juan.
• Vicepresidente: Mariano Boedo, diputado por Salta.
• Secretarios: José Mariano Serrano, diputado por Charcas y Juan José Paso, diputado por Buenos Aires
• Diputados
Buenos Aires: Dr. Antonio Sáenz, Dr. José Darragueira, Fray Cayetano José Rodríguez, Dr. Pedro Medrano, Dr. Esteban Agustín Gascón y Dr. Tomás Manuel de Anchorena.
Catamarca: Dr. Manuel Antonio Acevedo y Dr. José Eusebio Colombres.
Córdoba: Eduardo Pérez Bulnes, José Antonio Cabrera y Lic. Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera.
Jujuy: Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante.
La Rioja: Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros.
Mendoza: Tomás Godoy Cruz y Dr. Juan Agustín Maza.
Salta: Dr. José Ignacio de Gorriti.
San Juan: Fray Justo Santa María de Oro.
Santiago del Estero: Pedro Francisco de Uriarte y Pedro León Gallo.
Tucumán: Dr. Pedro Miguel Aráoz y Dr. José Ignacio Thames.
Mizque: Pedro Ignacio Rivera.
Charcas: Dr. Mariano Sánchez de Loria y Dr. José Severo Malabia.
Chichas (incluyendo a Tarija): Dr. José Andrés Pacheco de Melo.
En la sesión no estuvieron cinco diputados: el coronel José Moldes (Salta), se encontraba detenido; el coronel Juan José Feliciano Fernández Campero (Chichas) estaba al mando de tropas en el frente de combate; el presbítero Miguel Calixto del Corro (Córdoba), estaba realizando una misión diplomática ante José Artigas; el médico Pedro Buenaventura Carrasco (Cochabamba), que estaba en servicio en el Ejército del Norte y el diputado Juan Martín de Pueyrredón (San Luis), que había viajado a Buenos Aires para asumir el cargo de Director Supremo.
La Proclama de la Independencia
Mientras preparaba en Cuyo al Ejército que cruzaría Los Andes, San Martín se mostraba impaciente para que el Congreso proclamara la Independencia.
En una de las cartas que mantiene con uno de los congresales, el representante de Cuyo, Tomás Godoy Cruz, escribía: «¿Hasta cuándo esperamos para declarar la Independencia? ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional, y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos?».
«Veamos claro, mi amigo, si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo este la Soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero, es decir a Fernandito».
José de San Martín en una de sus cartas a Godoy Cruz.
El contexto era complejo, los realistas habían recuperado amplios territorios en América, en Europa, se asistía a la restauración de las monarquías; en la Banda Oriental, podía constatarse el avance portugués; y en el plano interno, las relaciones entre el gobierno central y el litoral estaban quebradas. Asimismo, las relaciones entre Buenos Aires y provincias que participaban del Congreso no estaban exentas de tensiones.
Finalmente, el acta de la Independencia se firmó el 9 de julio de 1816, donde prevaleció una postura que representaba el mandato de la mayoría de las provincias: investir a las Provincias Unidas del «alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli».
Quedaba expresamente rechazada toda fórmula intermedia que habilitara algún tipo de protectorado. Se trató, pues, de una manifestación clara, acorde con el pedido de San Martín, de declarar la Independencia absoluta de las Provincias Unidas respecto a la corona española y «de toda otra dominación extranjera», según la fórmula agregada a la proclama días después en las siguientes sesiones del Congreso.
La proclama se publicó en español. También en quechua y aymará con el fin de incorporar al proceso a los pueblos originarios.
Fuente: uno.com.ar