En Hiroshima (Japón), Estados Unidos realiza el primer bombardeo atómico de la historia.
1945 – En Hiroshima (Japón), Estados Unidos realiza el primer bombardeo atómico de la historia. El proyecto Manhattan, durante la Segunda Guerra Mundial, produjo dos modelos distintos de bombas atómicas. La bomba lanzada sobre Hiroshima, llamada Little Boy, fue construida con uranio-235, un isótopo del uranio. Al juntarse cierta cantidad de 235U (su masa crítica), se producía una reacción de fisión en cadena que provocaba una explosión nuclear. No obstante, la masa crítica necesaria para producir esta reacción debía unirse muy rápidamente ya que, de lo contrario, el calor emitido al comienzo de la reacción expulsaría el combustible antes de que se consumiera la mayor parte de él. Para evitar este problema, la bomba utilizó un cañón para disparar una parte del uranio 235 dentro de la otra. Debido a que se creía que su diseño era sumamente confiable, se consideró que no hacía falta probarlo antes de usarse. En el momento del bombardeo, Hiroshima era una ciudad de cierta importancia industrial y militar. Algunos campamentos militares se encontraban en los alrededores, incluyendo los cuarteles generales de la Quinta División y los del Segundo ejército General del mariscal de Campo Hata Shunroku, quien comandaba la defensa de toda la parte sur del país. Hiroshima era una base de abastecimiento y logística menor para la milicia japonesa. La ciudad era un centro de comunicación, lugar de almacenamiento y un área de reunión para las tropas. La bomba Little Boy fue arrojada a las 08:15 horas de Hiroshima y alcanzó en 55 segundos la altura determinada para su explosión, aproximadamente 600 metros sobre la ciudad. Debido a vientos laterales falló el blanco principal, el puente Aioi, por casi 244 metros, detonando justo encima de la Clínica quirúrgica de Shima. La detonación creó una explosión equivalente a 13 kilotones de TNT, a pesar de que el arma con U-235 se consideraba muy ineficiente pues sólo se fisionaba el 1,38 % de su material. Se estima que instantáneamente la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados, lo que incendió el aire circundante, creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro aproximadamente. En menos de un segundo la bola se expandió a 274 metros. La explosión rompió los vidrios de las ventanas de edificios localizados a una distancia de 16 kilómetros y pudo sentirse hasta 59 kilómetros de distancia. Alrededor de treinta minutos después comenzó un efecto extraño: empezó a caer una lluvia de color negro al noroeste de la ciudad. Esta «lluvia negra» estaba llena de suciedad, polvo, hollín, así como partículas altamente radioactivas, lo que ocasionó contaminación aún en zonas remotas. Entre 70.000 y 80.000 personas, cerca del 30% de la población de Hiroshima, murieron instantáneamente, mientras que otras 70.000 resultaron heridas. Cerca del 90% de los doctores y el 93% de las enfermeras que se encontraban en Hiroshima murieron o resultaron heridos, puesto que la mayoría se encontraba en el centro de la ciudad, área que recibió el mayor daño. La estimación total de muertes de finales de 1945, en la que se incluyen quemaduras, muertes relacionadas a la radiación, así como efectos agravados por la falta de recursos médicos, varía entre los 90.000 y los 140.000.
2013 – Una explosión en un edificio de la ciudad de Rosario por una fuga de gas causó la muerte 21 personas, 62 heridos y la desaparición de un edificio. El edificio residencial ubicado en calle Salta 2141, entre bulevar Oroño y la calle Balcarce, en la zona microcentro de la ciudad, presentaba problemas con el suministro de gas natural de cañería, semanas previas al hecho. Debido a ello, el consorcio que administra dicho edificio (compuesto por tres cuerpos de diez pisos cada uno) decidió realizar la denuncia correspondiente ante el concesionario Litoral Gas, la empresa encargada de proveer el servicio, los días 23 y 24 de julio. Una vez que la empresa constató el problema, el procedimiento indica que para trabajar dentro de la propiedad se debe contratar a un gasista matriculado y habilitado, ya que a la proveedora del servicio no le corresponde esa tarea. Para poder realizar el trabajo –que consistía en cambiar una válvula reguladora de presión– debió cerrarse la entrada de gas durante varias horas. Sin embargo, después de que se realizó el trabajo y de que el servicio de gas volvió a la normalidad, el 2 de agosto varios ocupantes del edificio llamaron a Litoral Gas quejándose por el incesante olor. Para poder realizar el trabajo –que consistía en cambiar una válvula reguladora de presión– debió cerrarse la entrada de gas durante varias horas. Sin embargo, después de que se realizó el trabajo y de que el servicio de gas volvió a la normalidad, el 2 de agosto varios ocupantes del edificio llamaron a Litoral Gas quejándose por el incesante olor. La mañana del martes 6 de agosto, ante la persistencia del olor, el gasista ―citado por el consorcio― volvió a presentarse en el edificio, y dio cuenta de que el regulador estaba mal ajustado y debía cambiarse.6 Simultáneamente, los vecinos de la cuadra afectada realizaron llamados al 911 denunciando que un fuerte olor a gas invadía el sector y que, en el área que rodea el edificio, escuchaban un silbido molesto. En ese instante, a la hora 9:38, ocurrió la tragedia: una fuerte explosión invadió la manzana, derrumbando el segundo cuerpo del edificio y destruyendo gran parte de los otros dos. Los edificios aledaños también sufrieron las graves secuelas al romperse vidrios, ventanas y puertas. La onda expansiva alcanzó los 500 metros, originando serios daños. La explosión fue escuchada hasta a 7 kilómetros del lugar. En total fallecieron 22 personas y 66 resultaron heridas. Al funcionar como chimenea para el gas, el edificio afectado resultó destruido por completo: el cuerpo central de nueve pisos se derrumbó y los otros dos quedaron con serio peligro de derrumbe. Al menos 1079 domicilios resultaron afectados, de los cuales 204 quedaron inhabitables.