Una explosión en un edificio de la ciudad de Rosario por una fuga de gas causó la muerte 21 personas, 62 heridos y la desaparición de un edificio. El edificio residencial ubicado en calle Salta 2141, entre bulevar Oroño y la calle Balcarce, en la zona microcentro de la ciudad, presentaba problemas con el suministro de gas natural de cañería, semanas previas al hecho. Debido a ello, el consorcio que administra dicho edificio (compuesto por tres cuerpos de diez pisos cada uno) decidió realizar la denuncia correspondiente ante el concesionario Litoral Gas, la empresa encargada de proveer el servicio, los días 23 y 24 de julio. Una vez que la empresa constató el problema, el procedimiento indica que para trabajar dentro de la propiedad se debe contratar a un gasista matriculado y habilitado, ya que a la proveedora del servicio no le corresponde esa tarea. Para poder realizar el trabajo –que consistía en cambiar una válvula reguladora de presión– debió cerrarse la entrada de gas durante varias horas. Sin embargo, después de que se realizó el trabajo y de que el servicio de gas volvió a la normalidad, el 2 de agosto varios ocupantes del edificio llamaron a Litoral Gas quejándose por el incesante olor. Para poder realizar el trabajo –que consistía en cambiar una válvula reguladora de presión– debió cerrarse la entrada de gas durante varias horas. Sin embargo, después de que se realizó el trabajo y de que el servicio de gas volvió a la normalidad, el 2 de agosto varios ocupantes del edificio llamaron a Litoral Gas quejándose por el incesante olor. La mañana del martes 6 de agosto, ante la persistencia del olor, el gasista ―citado por el consorcio― volvió a presentarse en el edificio, y dio cuenta de que el regulador estaba mal ajustado y debía cambiarse.6 Simultáneamente, los vecinos de la cuadra afectada realizaron llamados al 911 denunciando que un fuerte olor a gas invadía el sector y que, en el área que rodea el edificio, escuchaban un silbido molesto. En ese instante, a la hora 9:38, ocurrió la tragedia: una fuerte explosión invadió la manzana, derrumbando el segundo cuerpo del edificio y destruyendo gran parte de los otros dos. Los edificios aledaños también sufrieron las graves secuelas al romperse vidrios, ventanas y puertas. La onda expansiva alcanzó los 500 metros, originando serios daños. La explosión fue escuchada hasta a 7 kilómetros del lugar. En total fallecieron 22 personas y 66 resultaron heridas. Al funcionar como chimenea para el gas, el edificio afectado resultó destruido por completo: el cuerpo central de nueve pisos se derrumbó y los otros dos quedaron con serio peligro de derrumbe. Al menos 1.079 domicilios resultaron afectados, de los cuales 204 quedaron inhabitables.
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