Estados Unidos informó hoy están en el «umbral de un acuerdo con el movimiento insurgente afgano Talibán, tras concluir la novena ronda de negociaciones en Qatar, un proceso previo al inicio de un diálogo formal entre el grupo armado y el gobierno afgano.
«Estamos en el umbral de un acuerdo que reducirá la violencia y abrirá la puerta para que los afganos se sienten juntos a negociar una paz honorable y sostenible, para un Afganistán unificado y soberano que no amenace a Estados Unidos, a sus aliados ni a ningún otro país», aseguró en Twitter el representante especial de Estados Unidos en este diálogo de paz, Zalmay Khalilzad.
Con este mensaje, el diplomático norteamericano anunció también que concluyó la ronda de negociaciones y abandona Doha para ir a Kabul a informarle al gobierno afgano de sus avances.
La delegación talibán confirmó que están cerca de un acuerdo. «Les aseguro a nuestra nación Muyahid y musulmana que estamos a punto de terminar con la ocupación y solución pacífica a la guerra de Afganistán», aseguró también en Twitter el vocero de la oficina política de los talibanes en Qatar, Suhail Shaheen.
Desde Kabul, sin embargo, el vocero del movimiento insurgente fue un poco más cauto y recordó que aún «quedan algunos problemas técnicos» por resolver.
«Necesitamos encontrar soluciones en coordinación con el equipo técnico estadounidense», sostuvo Zabihullah Mujahid en diálogo con la agencia de noticias EFE.
Hace un mes y medio, el presidente y candidato a la reelección, Ashraf Ghani, prometió que en unas semanas comenzaría el diálogo de paz con los talibanes, un anuncio central para su campaña.
Sin embargo, tanto los talibanes como sus aliados norteamericanos dejaron claro que aún les faltaba mucho por negociar y que cualquier diálogo con el gobierno afgano sería posterior a un acuerdo entre el grupo armado y Estados Unidos.
Esta no es la única fuente de tensión que marcó el diálogo en Qatar. Mientras las negociaciones avanzaban, también lo hacían los atentados y los combates en Afganistán.
Por ejemplo, esta novena ronda de negociaciones estuvo acompañada por el intento del movimiento talibán de tomar el control de la ciudad de Kunduz, ubicada estratégicamente en el noreste del país, cerca de la frontera con Tayikistán, en medio de una de las principales rutas de la droga de la zona.
La ofensiva masiva sobre la ciudad incluyó un atentado suicida y la infiltración de cientos de comandos talibanes, la convirtió en un escenario de guerra durante casi 24 horas y, finalmente, terminó sin éxito y con al menos 80 muertos.