"Instamos al Gobierno boliviano a dejar en claro su apoyo a la paz, la democracia y la reconciliación nacional con la liberación de los ex jerarcas detenidos", dijo el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en un comunicado
Estados Unidos reclamó la liberación de figuras del antiguo gobierno de facto de Bolivia, detenidas y procesadas por el golpe de Estado contra el expresidente Evo Morales, pero el pedido fue tomado por el Gobierno boliviano como «injerencia».
«Instamos al Gobierno boliviano a dejar en claro su apoyo a la paz, la democracia y la reconciliación nacional con la liberación de los ex jerarcas detenidos», dijo el secretario de Estado, Antony Blinken, en un comunicado.
El jefe de la diplomacia estadounidense también expresó la «profunda preocupación» de Estados Unidos por «las crecientes señales antidemocráticas y la politización del sistema judicial en Bolivia», reprodujo la agencia de noticias AFP.
La Cancillería boliviana reaccionó a su vez con un comunicado en el que calificó el pronunciamiento estadounidense como «una desafortunada muestra de injerencia en asuntos internos».
En el texto, la administración del presidente Luis Arce aseveró que esas expresiones «no contribuyen a desarrollar una relación de mutuo respeto» entre ambos países.
La ex presidenta de facto Jeanine Áñez, arrestada el 14 de marzo por cargos de «sedición», «terrorismo» y «conspiración», se encuentra en prisión preventiva en un penal de La Paz por un período de seis meses.
El martes se le sumaron cargos por firmar «resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes, incumplimiento de deberes, delitos contra la salud pública y discriminación», destacó el secretario general de la Fiscalía boliviana, Edwin Quispe.
Dos de sus exministros también fueron detenidos en tanto se emitieron órdenes de arresto contra otras figuras opositoras.
Bolivia pidió la semana pasada a Estados Unidos «no intervenir» en sus asuntos internos, luego de que el Departamento de Estado expresara «preocupación» por los arrestos.
Áñez asumió en noviembre de 2019 en forma interina la presidencia de Bolivia en su calidad de segunda vicepresidenta del Congreso tras la renuncia de Evo Morales y de todos los cargos anteriores en la cadena de sucesión.
Morales fue empujado a renunciar en medio de violentas protestas en su contra por acusaciones de fraude en las elecciones de octubre de ese año, en las que el mandatario se consagró presidente para un cuarto mandato consecutivo, y luego de que los mandos militares y policiales le quitaran el respaldo.
Las protestas antes y después de la salida de Morales dejaron un saldo de 35 muertos y una auditoría privada demostró que no había existido fraude, como sostenía la Organización de Estados Americanos (OEA).
Morales, que se exilió en México y luego en la Argentina, regresó a Bolivia tras la victoria de su delfín Arce en las elecciones de octubre de 2020, quien sucedió a Áñez.