Se trata de colectivos que funcionarán con combustible producido con aceite de cocina reciclado
«El transporte público de pasajeros, que en Tucumán son los colectivos, viene hace más de 60 años con los mismos problemas estructurales que no permiten innovar en lo que se refiere al servicio, sino que va cada vez más en decadencia, afectando principalmente a los sectores populares que necesitan movilizarse», dijo a Télam el intendente de Tafí Viejo, Javier Noguera.
Noguera sostuvo «hasta el momento, este servicio esencial que permite el traslado del 90% a trabajadores y estudiantes –según encuestas realizadas–, es dirigido por el Estado provincial, aunque concesionado por empresas privadas que se han manejado con absoluta insensibilidad, como quedó demostrado en los más de 60 días paro que tuvieron lugar en la provincia este año».
«Lo único que están haciendo los empresarios del sector es llevarse su renta sin invertir en las empresas», lamentó el intendente taficeño y explicó: «No podemos conocer estudios de costos, ni los subsidios que reciben, ni cuál es la renta empresarial, ni el riesgo que toman los empresarios del transporte al llevar adelante una línea de colectivo».
Frente a esta situación el municipio ha decidido intervenir poniendo en marcha un transporte alternativo de pasajeros que será público, urbano y estatal, sin intermediación de un privado, circunscrito al territorio municipal y respetuoso del medioambiente.
Son seis unidades que funcionarán con biodiésel, un combustible ecológico que se produce a base del aceite de origen vegetal reciclado que es utilizado para cocinar.
Este sistema, que se pondrá en funcionamiento en los próximos días, «permitirá conectar a través de una línea A y B las tres barriadas más populares de nuestra ciudad, que son Lomas de Tafí, Los Pocitos y el casco histórico», contó Noguera.
«Es la primera experiencia de este tipo que se realiza en la provincia», destacó el funcionario y agregó: «Espero que sea imitada por otros municipios».
Los ecobuses no forman parte del sistema de pago que funciona con una tarjeta (Metropolitana), por lo que el municipio «ha generado una billetera electrónica y creado una nueva moneda que se llama ‘Ferro’, que tiene una unidad cambiaria acorde al peso, para pagar el boleto», explicó el intendente.
Por otro lado, «por cada litro de aceite de cocina que los vecinos acerquen a los llamados puntos verdes, – lugares donde se reciben los residuos destinados a ser reciclados y reutilizados- se les asignará una cantidad de ferros para pagar los boletos; y para los que no dispongan de dispositivos electrónicos, se implementará un sistema de planchuelas que se podrán adquirir en distintos puntos de ventas», señaló.
Noguera contó que se llevó adelante una iniciativa para que los ecobuses sean conducidos tanto por trabajadores como trabajadoras: «Hemos recibido 250 formularios de varones y 16 de mujeres. Nuestra expectativa es poder ocupar los puestos de trabajo de forma igualitaria», dijo.
En estos momentos las unidades de ecobuses están siendo ploteadas con imágenes vinculadas a la cultura, comunidades indígenas y paisajes de Tafí Viejo, que fueron ilustradas por las artistas Ximena Díaz, Alina Bardavid, Fernanda Soria Arancibia, Ximena Foguet, Rosario Nieto y Magia Linyera.
El combustible será producido en el Centro de Interpretación Ambiental y Tecnológico de Tafí Viejo, «que cuenta una planta que transforma el aceite vegetal en biocombustible para ser utilizado en los vehículos», indicó José Luis Vega, director de Ecología y Medioambiente de la Municipalidad de Tafí Viejo.
Vega señaló «que el combustible de origen vegetal permite purificar los motores y darles mayor vida útil, por lo tanto, no solamente no estamos extrayendo para el funcionamiento del transporte combustible de origen fósil, que genera daños irreparables para el medioambiente, sino que además estamos reciclando aceite utilizados en las casas y en los locales gastronómicos».
Además de la producción del biodiesel, este complejo cuenta con la planta de separación, clasificación y revalorización de residuos urbanos secos, en la que trabajarán 75 operarios
Los residuos secos producidos por los vecinos y grandes generadores como supermercados y otras empresas se clasifican entre papel, cartón, vidrio, metal y plásticos, que luego se enfardan y comercializan.
«De los residuos, también se pueden obtener subproductos que no tienen valor comercial, por lo que se procede a transformarlos en elementos como chapas hechas con tetrabrik, bloques alivianados con polímeros, muebles hechos a partir de tarimas de madera, entre otros; y de esa manera asignarles un valor para su comercialización», indicó el especialista.
La planta trabaja también con recolectores comunitarios «a quienes capacitamos para que puedan hacer una recolección diferenciada y compramos esos residuos, para incorporarlos al circuito del CIAT», comentó.
La última incorporación del CIAT «es una planta piloto, instalada a fines de julio de este año, para procesar residuos orgánicos y hacer compostaje».
«En un primer momento se llevó adelante con locales gastronómicos y verdulerías, después sumamos a los criadores de animales que nos dan el estiércol, y por último, empaques de frutas y verduras», contó Rocío Fernández, a cargo de este proyecto.